Contra el pronostico de tormenta que se venia, pero con la mejor de las compañías, tuvimos la oportunidad de caer un par de horas a Sacanta a ver si podíamos estrenar la caña del enano…
Las condiciones eran casi las peores. Las lagunas altas y encima les entraba agua turbia de lluvia. Pescamos toda la tarde sin un mínimo resultado. Faltando 15 minutos para irnos haciendo sapo, logro mover una taru en superficie, dejo mi caña, lo llamo, le pongo una Mini Killer y en silencio empezamos a tirar juntos con su caña.
Él recogía y Yo le movía la rana, al segundo tiro veo a la taru subir a superficie, justo la rana le estaba por pasar por arriba de la cabeza, y cuando esto pasó: “PUM!” explosión en superficie y clavada. Gritos y emoción, la taru afuera y un niño feliz! ¿Se puede pedir mas?. Mi día estaba completo. Fotos, varias fotos y devolución. El único pique, la única tararira y encima en superficie. Inolvidable jornada para él y ni hablar de mi, que me invade la felicidad de haber podido sacar una en esta situación.
No me queda mas que agradecer a mi hermano Juan y a la flaca por hacernos el aguante de llevarnos y bancarnos a pesar del barro. A mi hermana Laura por prestarmelo, a él por prenderse en esta locura y querer aprender a toda costa, y obviamente a las tarus, el animal mas noble de todos abajo del agua. No sacamos ni 15 ni 20, sacamos una sola y esa única me dio mas felicidad que muchas pescas de cantidades incontables, lo juro. Fui el tío mas feliz del mundo. Gracias Ciro!
– Y si es que el tiempo existe… Yo quiero compartirlo… Si todo es una foto, quiero estar al lado tuyo!
Gentileza de Kiotho Pucheta
