Una vez escribí al respecto. Vale la pena volver a hacerlo, y mas aún en estos tiempos que corren…
La foto sola siempre cuenta una parte de la historia. Cuenta la parte que todos quieren ver y creer. La otra parte, la mas importante, no. Nunca. Ninguna de TODAS las fotos que vemos todos los días en este medio y en otros, de señores y/o hermosas señoritas sosteniendo peces maravillosos, cuenta nada, salvo lo que queremos ver o creer.
Todos compramos lo que nos vende esa foto. Me incluyo. “Piso el palito” de vez en cuando. Pero mi mensaje es fundamentalmente para los que recién comienzan. Una foto como esta, miente. Si. Tal vez no literalmente, tal vez no desde la intención, pero invita al engaño. Me refiero a que mi sonrisa, el supuesto tamaño de la trucha, la composición fotográfica. la necesidad de quién la observa, el medio en que se publica, etc, pueden crear ideas equivocadas.
Para pescar esa trucha, esa única trucha, (debo decir que fue la única que pesqué, y que no es tan grande como parece) tuve que invertir tres días completos de pesca. Pescando desde las 7:30 AM hasta las 14 hs. Para volver al río a las 17 hs, y hasta que ya no veía donde caía la mosca. Miles de tiros largos y bien presentados con shooting taper, Amnesia, y largos leaders, cultivados durante casi 30 años de pesca con mosca. (entre otras cosas cultivadas, además de tomates y acelga). Horas, días, meses….años! tirando un shooting a fin de temporada, aprendiendo a desenredar inauditas “galletas” de monofilamento, y volviendo con mas preguntas que respuestas, en el afán de obtener un sencillo contacto con una trucha “grande” (sepan interpretar las comillas). Uno solo!
Pequeños saltamontes (y no tan pequeños), no se dejen engañar por mi seductora sonrisa, (ejem…) ni por mi madura expresión y mi larga y blanca barba. Ni por mi perfeccionada manera de sostener a esos pobres seres escamosos. Eso es puro humo, como suele decirse. La verdad es que detrás de esa hermosa y perfecta foto, hubo un “parto”. (Y los sigue habiendo, siempre). Cada una de esas pocas truchas “grandes” que lograremos en nuestras vidas, porque les puedo asegurar que son pocas, son un parto. Y uso la analogía del parto porque si bien es sufrido, termina de manera feliz.
De modo que, sueñen con esas truchas de las fotos, pero sepan bien que las van a tener que parir. No es la mosca, no es el lugar. Son ustedes los que tendrán que invertir miles de horas en el viento, tirando mal, maldiciendo al cielo por cada enredo, por cada mosca enganchada en las cortaderas de atrás, por cada nudo de viento no chequeado, preguntándose una y otra vez si están y no pican o si es que sencillamente no están, hasta ir mejorando, hasta ir comprendiendo y luego aprendiendo. Y así, solo así, poder llegar a tener una chance.
Así es este juego, por cierto maravilloso, el que no cuenta la foto.
Gentileza de Pablo Saracco