25/11/19 Camaloteando en Villa Paranacito

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Desde hace un mes Nico Fromm me viene invitando a pescar a Villa Paranacito, que por distintos motivos no podíamos coordinar para juntarnos y armar la salida, hasta que llegó el día..

Tras unos mensajes para coordinar, el Domingo pasado se nos dió. Bien temprano, me pasó a buscar por zona Oeste y partimos rumbo a los dos Puentes. A la partida se sumaron Enrique Fromm, El gran Tio y Gustavo Maiuli. A las 8 hs. llegamos a destino donde ya nos esperaba Julián Olivera para cruzarnos en lancha. Un gran pescador y conocedor de la zona.

Previa presentación, nos comentaba que desde el Jueves había una gran sudestada y, como bien sabemos, lo que sucede después en la zona es que se llena literalmente de camalotes. Eso hace que se forme una gran manta sobre los arroyos y su desembocadura. Noticia que no nos cayó nada bien visto que nos complicaría la jornada.

Pero ya estábamos ahí, así que decidimos hacer todo lo posible para dar con las especies que veníamos a buscar: taruchas y doradillos. Después de tan sólo a 45 minutos de navegación llegamos al lugar en el que Nico había tenido muy buenas respuestas la semana anterior. Bajamos todos los equipos y lo primero que hicimos fue inspeccionar la zona.

 

Donde hace una semana eran arroyos de aguas claras, hoy estaba todo cubierto de vegetación. Comprendimos que íbamos a estar complicados, sólo una entrada de agua del Paranacito nos habilitaba a tirar nuestros artificiales. En los primeros lances tuvimos muchos ataques de doradillos mal clavados que nos regalaban sus saltos y escapaban ante nuestra mirada. Nico pinchó uno del cual pudimos obtener algunas imágenes y luego fue devuelto al agua, inmediatamente.

A partir de ahí no tuvimos mas piques. Al mediodía fue la hora de recargar baterías. Disfrutamos de un excelente asado hecho por el Tio. Después de una sobremesa, al cabo de dos horas, estábamos listos para encarar nuevamente la pesca. Esta vez Julián nos llevó en lancha para hacer un garete lento sobre las costas y barrancas lanzando nuestros artificiales. Nuevamente Nico clavó otro doradillo, el único de embarcado.

 

Navegamos hasta encontramos un arroyo de boca amplia y limpio de vegetación en una de sus costas donde nos anclamos para probar suerte también con las Tarus, pero en esta salida estuvieron ausentes por completo. En la costa había quedado el Tio pescando boguitas para carnada y probando con líneas de flote esperando que se prendiera algún dorado y tuvo el premio a la paciencia: pinchó otro lindo doradillo. Cuando volvimos decidimos quedarnos a probar suerte en la costa que habíamos elegido en primer lugar.

Ahí se nos dió otro doradillo más de la mano de Gustavo, pero el pique era muy espaciado. Muchísimo viento durante toda la jornada que nos complicaba la pesca, no eran las mejores condiciones para la zona. Emprendimos la vuelta y al llegar a la costa del pesquero armamos nuestras lineas de flote como fondo en busca de taruchas. Tuvimos algunos ataques pero sólo una fue clavada por Nico, muy chica realmente.

Después de la jornada cenamos en la casa de Julián, compartiendo todo lo vivido en el día. Nos quedó el sabor un poco amargo de no poder realizar la pesca deseada pero nos llevamos lo mejor de la pesca deportiva, esos inolvidables momentos compartidos de charlas, risas y anécdotas de la mano de Nico y su tío, un querible e increíble personaje. A veces se nos da más que una pesca, gracias Nico por la invitación, ya tendremos revancha!

Daniel Rodriguez

Sobre el Autor

Daniel Rodriguez

Creador del portal y pescador deportivo aficionado, podrán ver mis notas en Revista Weekend y Senti la Pesca, como otros medios. Contacto: [email protected]

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