La pesca que les relato en esta ocasión, no fue una experiencia cualquiera, se hizo rogar más de lo que tolera cualquier pescador…
Por cuestiones climatológicas nos vimos obligados a postergar la salida una semana. Todo aquel amante de la pesca deportiva sabe lo que esto implica. Sabemos que una salida de pesca comienza al momento en que se inician los preparativos (alistar los equipos, ordenar los señuelos, lubricar los reeles, cargarlos de multi nuevo de ser necesario, etc) y que cuando llega la fecha elegida uno salta de la cama anticipándose al sonido del despertador. Aquel que en días de semana resulta lo más irritante que pueda existir, pero cuando se trata de ir a pescar todo toma otro color.
En esta caso nos tocó aletargar esa emoción, para la fecha elegida anunciaban fuertes tormentas y nos vimos obligados a postergar nuestra aventura una semana (DURÍSIMO!!!). Transcurrida esa maldita semana en la que los minutos parecen durar décadas… horas…. siglos…. llegó el Sábado 19 de Octubre, la nueva fecha acordada con Álvaro Verbauvede para salir en búsqueda de los dorados.
Llegamos alrededor de las 4:30 de la mañana a la cabaña “La huella”, teníamos 2 interminables horas de espera para salir a pescar. Tiempo que aprovechamos con Gabriel para armar los equipos mientras hablábamos de anécdotas pasadas y futuras premoniciones (obviamente todas relacionadas con la pesca). Ya se notaba que estábamos conteniendo el sueño, no pudimos dormir absolutamente nada a lo largo de las 4 horas que duró el viaje.
La suerte de Belén corrió por un sendero opuesto, ya que mientras nosotros preparábamos todo, la señorita dormía en la habitación preparándose para lo que sería una larga jornada (esas son las ventajas de ser mujer y pescadora jaja). Quiero aprovechar y destacar que la cabaña ofrecida por Àlvaro es un lujo. Dos habitaciones, baño con agua caliente, televisor led, cómodos sillones, heladera, cocina, parrilla. En resumidas cuentas, tiene todo lo necesario para hospedarse cómodamente y pasar una gratísima estadía.
Después de transcurridas esas dos interminables horas, nos pasó a buscar Álvaro por la cabaña… cargamos agua para el mate, subimos los equipos a la chata y arrancamos. Había llegado el momento!. Álvaro nos comentaba que debíamos ir un poco más arriba de Victoria ya que el Paraná por esa zona estaba muy bajo, lo que nos obligaba a partir desde un punto más alejado. Pasamos a buscar a Facu, guía y colega de nuestro guía, y tras media hora que aprovechamos para conocernos con unos mates de por medio, llegamos a la zona de embarque.
Cargamos los equipos en la lancha y emprendimos navegación cuesta arriba
Como todo pescador ansioso lo primero que hicimos fue preguntarle a Àlvaro: “¿Tenemos mucho tiempo de navegación?“. A lo que, para nuestra sorpresa, nos respondió “No, dos minutos“. Dicho y hecho, dos minutos después estábamos haciendo los primeros tiros. Los piques no se hicieron desear, tuvimos tres piques en los primeros instantes. Lamentablemente no pudimos concretarlos pero sirvieron para darnos cuenta de que Álvaro la tenía atada, conocía el río y tenía muchísimos points para recorrer.
Ese primer arroyo nos mostraba mucha actividad de sábalos, sinónimo de presencia de dorados y como anteriormente mencioné, HABÍA Y MUCHOS. A lo largo de la mañana recorrimos muchísimos lugares y diversas estructuras para pescar: palos, barrancas, playadas, bancos de arena y todos tenían algo en común: ERAN UN SUEÑO. Indescriptible la tranquilidad reinaba en cada uno de ellos, aparte de ser lugares ideales para la pesca del dorado.
Las primeras horas estuvieron duras, teníamos piques y capturas pero no tan seguido. A lo que Álvaro nos dijo: “Quedénse tranquilos, que ya lo vamos a encontrar“. Dicho y hecho, eso sucedió después del mediodía, se desató el infierno dorado. La segunda parte del día se caracterizó por no dejar descanso a nuestras muñecas, todo casteo bien realizado te apremiaba con un violento ataque del otro lado de la línea, pero este relato vamos a dejarlo para más adelante. Al mediodía paramos a almorzar, nos encontramos con Facu y los muchachos que salieron con él, quienes no pescaban con artificiales sino con carnada con un saldo en su haber de 4 surubíes, un patí de 10 kilos y varias palometas.
Nosotros solamente habíamos conseguido alzar 4 dorados y 2 palometas grandes, habíamos errado varios ataques, hasta hubo momentos de la mañana en que los mismos se hicieron desear. Tras almorzar salimos nuevamente. Álvaro nos dijo: “Ahora vamos a encontrarlos, espero que hayan traído las manos“, y no solamente habíamos llevado las manos sino también las GANAS! Teníamos el ánimo arriba, confiábamos en sus palabras. Fue entonces que llegó el momento que antes les mencionaba. Llegamos a un arroyo IDEAL para detornarlo con artificiales.
UN SUEÑO: Aguas aceleradas en la costa (producto de accidentes sobre la misma) y palos sumergidos
En este arroyo Álvaro manejó el motor eléctrico como los dioses. Tuvimos muchísimos piques, calculamos arriba de 40. Nos enfocamos en no desperdiciar zonas de pesca, casteamos de manera precisa con muy poco margen de error. Los dorados no estaban regalados, solamente sacaban a relucir su furia cuando el artificial caía pegado a la costa, rozando el palo. Algunas manqueadas metimos, pero consideramos que fue una segunda parte del día muy positiva. Arrancamos muchísimos dorados y otros también se nos. Muchas veces por “manqueos” y otras tantas por la ya conocida viveza del dorado. La contienda con este animal es un 50 y un 50, se gana o se pierde, pero lo bueno es que nunca se regala.
Tuve la suerte de tener, sobre el cierre del día, un ataque muy violento, una frenada en seco que casi me arranca la caña de la mano. Logré clavarlo, no sé como ya que el ataque se dio apenas pegado a la lancha. Afirmé la caña maximizando la tensión pero el dorado ganó la contienda con un hermoso salto. Todos calculamos, a simple vista, que este pesaba alrededor 8 kilos, una bestia!. Nos escupió el señuelo en la cara, no lo podíamos creer. Unos minutos más tarde, Gabriel tiene un ataque violentísimo sobre un señuelo cuando estaba sacándolo del agua. La explosión sobre la superficie fue terrible, sacó a relucir todo el lomo regalándonos un espectáculo único que por cuestiones lógicas resultó imposible clavarlo.
La tarde fue realmente un infierno dorado, muchísimos piques, calculamos más de 40 como mencioné antes. Pudimos alzar a la lancha poco más de 15 dorados con una yapita de la tarde: un fotogénico dientudo real. Todos pescamos a lo largo de este frenesí dorado, la idea de esta pesca era que Belén – mi novia – haga su primera pesca en baitcasting de lo que para mi es el mejor pez del mundo: EL DORADO. Quedó enloquecida, hasta ahora era una enferma taruchera pero logré que avanzara un paso más en este camino de ida. Sé que ahora va a empezar a ahorrar para tener sus propios señuelos, ventaja para mi, ya que las posibilidades de perder el stock son dobles si dos pescadores sacan de la misma caja.
Para terminar la nota quisiera informar que la pesca fue realizada con equipos 10/17 lbs y 12/25lbs con reels marine sports venator lite y shimano curado / slx. Los señuelos más rendidores fueron las bananas raptor paleta 1 y 2 que empezaron nuevos y terminaron detonados. Nada más lindo que ver el antes y el después de cada muñeco al guardarlos en la caja, como recuerdo de una excelente jornada.
Además queremos agradecer a Álvaro Verbauvede, un excelente guía y gran persona. Nos reímos mucho a lo largo de todo el día, le pone toda la garra desde que inicia el día hasta que termina, nos cayó tan bien que ya estamos pensando en la vuelta. Seguramente a principios de Noviembre estemos nuevamente en tierras Entrerrianas buscando una segunda parte, y tomando como meta lograr levantar el 100% de los dorados que sean tentados con nuestros artificiales.
Sin duda, el mejor guía que conocimos hasta la fecha, un crack total. Pocos tipos existen tan comprometidos con su trabajo como él.
Gentileza de Nahuel Videla
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