Seguidores de la página “Cazadores de Taras” como lo son Maximiliano Expósito y Martín André, se contactaron para experimentar una de estas aventuras que hacemos…
Tanto Maxi como Martin recién dan sus primeros pasos en la pesca de señuelos. Después de organizarnos para combinar una salida llegamos a planificar dos. En la primera perdimos nosotros, no tuvimos suerte de que pescaran su primer tornasol pero si alegría y diversión que nos dan las malabaricus pequeñas que encontramos.
Realmente me sentí defraudado para con ellos, habían venido de la orilla vecina: “Concordia, Entre Ríos” (Argentina) para buscar sus primeras tornasoles y no lo logramos. Pero al parecer fui solo Yo quien estaba desilusionado por que enseguida se comunicaron para volver a hacer esa aventura. Fue así que tuvimos que organizar la segunda.
Esta vez salimos sin lugar fijo, teníamos como objetivo pasarla bien como si fuéramos amigos de años mientras conocíamos nuevos lugares. Después de pescar un par de malabaricus y cabeza amarga le tocó a Martín sumarse a mi locura. Caminamos un par de km bajo un sol abrazador que superaba los 40° de calor buscándolas tiro a tiro contra las barrancas y piedras grandes. Después de haber sacado un par se hizo un impaz en el recorrido, no tuvimos ni un pique, el agua no prestaba condiciones tampoco. Martín quiso bajar los brazos diciendo que el lugar estaría depredado, no podía ser que no aparecieran.
Hasta que las condiciones del lugar empezaron a cambiar y trajo agua con mucha vegetación pero de mucha profundidad, ese fue el momento en que Martín me dice: “Se movió algo”. Le contesté: “Deben ser sábalos”. El ánimo decayó ante esa respuesta, pero le recuerdo que si hay sábalos hay tornasoles. Fue así que a Martín se le ocurrió una gran idea, usar una cuchara con offset y un vinilo.
En cuestión de segundos lo veo con la caña firme y cara de ansiedad, tenía algo. Dejé todo para ayudarlo con su capturay cuando llegó me dice: “Está trancado”. Le pregunto si sentía que tenía la tararira, ejerzo un poco de presion con la caña y ella sale de entre las raíces a pura pelea. Que uno de ellos sacará una tornasol y ver la felicidad en la cara es uno de los premios más grande que me ha dado la pesca hasta ahora. El resto de la historia se ve en las fotos.
Gentileza de Luis Gustavo Chiappa de Cazadores de Taras | Nota publicada en la Revista Online #SentilaPesca de #Febrero2020