Se dice que a comienzos del Otoño las tarariras empiezan su aletargo, en mi opinión personal hay un paréntesis: a principio de Otoño ellas se aletargan y un par de meses antes del Invierno vuelven a la casería para después luego si invernar en el fondo de las aguas..
Mitad de semana, estrés por medio. Después de darme cuenta de la fecha que estábamos llegue a la conclusión de pescar si o si. Pensando dónde ir recuerdo tener un pendiente con Taio Benites de Quebracho (Paysandú) quien se encuentra con un proyecto en el tintero: Queguay Aventura del Uruguay. En el mismo fomenta el eco-turismo en su zona, una persona con mucha experiencia en el tema naturaleza, flora y fauna.
De ahí la idea de hacer un relevamiento en uno de esos lugares que sólo él conoce y le daría un plus a su proyecto: ofrecer el servicio de la pesca deportiva. Lugar paradisíaco. De llegada el monte nos negaba el ingreso, llegaba a tocar el agua con su follaje. Canoa en el agua y pies en el agua para empezar a abrir camino pero el monte no nos daba tregua, la laguna no aparecía. Mientras caminábamos escuchábamos a Taio con entusiasmo y sabiduría que tiene en el entorno; nos dio una caminata muy placentera.
Recién pudimos navegar en un pasillo angosto y de poca altura, ahi se sintió la voz de Taio: “Arma Tavo“. Se abre ese denso pasillo y asoma la tan preciada laguna de agua profunda con mucha vegetación en el fondo que no dejaba saber que señuelo usar. Empezamos los primeros lances en superficie pero sin muestra de actividad.
Tirando debajo de las ramas con un señuelo de forma de serpiente que lleva un anzuelo offset y goma se nos dio la primera y pequeña Hoplias Malavaricus. Ya solo con esa pequeña y frenética tararira me sentí cumplido, necesitaba pescar y lo hice.
Cerca del mediodía, sin haber tenido un ataque más, abro la caja y un señuelo me mira como diciendo: “¿Seguro no querés testearme?“. Era el CICUTA de Señuelos Rubí que se hizo desear. Desde que llegó no había podido probarlo. Uno… dos… tres lances y quedé enloquecido con su trabajo en sub-superficie. Un pequeño hueco entre las ramas fue el objetivo para que el CICUTA diera su primer tornasol (Hoplias Lacerdae). Hermosa tornasol que con muy pocas ganas de pelear se acercó a la canoa y al vernos empezó su furia por liberarse, gran pelea sin entregarse fácilmente. Solo dejaba llevar tanza para asegurarla, esta vez gane y pude tenerla para sacar esa tan preciada foto con el CICUTA.
Un par de taras más y llegó la hora de hacer un break. Después de comer algo y debatir de la aventura que estábamos disfrutando Taio me invitó a conocer la desembocadura del arroyo con el río. Mochilas, cañas y agua, dejamos la canoa en la orilla y cruzamos el monte hasta llegar a un paisaje único de basalto. Me tomé un momento para grabar en mi mente el paisaje. Probamos pescar sin tener resultados asi que retornamos para probar pescar en el camino de regreso.
Ya en la tarde ellas estaban más activas, no mucho pero estaban. En algunas zonas querían señuelos claros o llamativos y en otras oscuros. Estaban y nos dieron muchas alegrías, una jornada muy completa con muchas enseñanzas como cada salida que hacemos. Agradezco a Taio Benitez de Queguay Aventura del Uruguay, los amigos de Los Chana Pesca, Marcelo de Señuelos Rubí por la confianza que tienen conmigo y a Daniel junto a todo el equipo de Sentí la Pesca Revista por permitirnos compartir nuestras aventuras
La temporada nunca se termina. Es el momento de conocer el verdadero pescador.
Gentileza de Gustavo de Cazadores De Taras