Este viaje al interior de la selva boliviana fue realmente una experiencia inolvidable, un viaje donde no faltó nada, en un marco rodeado de naturaleza imponente y la aventura de convivir con los nativos que fueron nuestros anfitriones y custodios durante varios días…
Un lugar nuevo y con muchas ansias de explorar. Sería muy difícil resumir todo una seguidilla de vivencias que ocurren minuto a minuto en este tipo de expediciones. Pero sin dar muchos detalles y acompañar con un minúsculo álbum de fotos que quedaron porque tanto mi celular como el de Ulises que veníamos retratando el viaje y la pesca se hundieron en las cristalinas aguas selváticas perdiendo casi el total del material fotográfico que teníamos (todo quedará en nuestras retinas).
Como dije, un viaje que tuvo de todo… mucha navegación, campamento a cielo abierto todas las noches, muchas cachuelas (pequeñas cascadas) que sortear, árboles imponentes, pájaros de todo tipo, monos, huellas de jaguar por toda la costa, yacarés, caminata sobre el río, entrar al bosque para cortar camino, subir piedras, nadar, aguas cristalinas y también turbias al llover. Estructuras increíbles, correderas con enormes piedras en el río, dorados escondidos en esos rincones, lanzamientos y línea tensa.
Saltos, algunos se desprendieron y otros perdieron la batalla, cañas rotas, celulares mojados y bolsos no tan estancos. Hasta comimos al lado del río (fuego y palos) algo de lo que pescamos (Yatorana). Regresamos al campamento y recompusimos energías con una suculenta cena. Jugamos partidos de truco, pescamos de noche con carnada y contemplamos la noche en el fogón con ginebra y Fernet hasta el último trozo de hielo que sobrevivió.
Pasamos noches refrescantes y amaneceres ruidosos. Fuimos buscando el oro, improvisando balsas con un colchón inflable. Fotos, moscas, señuelos y los aborígenes con sus líneas de mano y carnada que eran infalibles para su supervivencia. Risas, cuentos y humoradas todo el tiempo. Ya todos éramos una gran familia. Casi sin quererlo el viaje llegó a su fin, encontramos lo que fuimos a buscar e hicimos experiencia para cuando podamos retornar. Las vivencias quedarán imborrables, capaz las fotos quedarán para otro momento.
Nos embarcamos en esta aventura: Alexis, Martin, Sebastian, Ulises y Yo. El agradecimiento especial a la familia que nos hizo el aguante, a los amigos y a toda la gente que hizo posible este viaje. Hasta el 2022 Bolivia !!
Gentileza de Hugo Tello