Todo comenzó muchos años atrás con una caña tacuara, un corcho y un anzuelo hecho con una aguja calentada al fuego hecha por mi viejo…
Las mismas las usamos en el arroyo de mi ciudad: Marcos paz, y hoy casi 35 años más tardes Dios y la vida me regalaron un día único: compartir una salida de pesca junto a mi viejito Enrique y mi hijo Daniel. Tres generaciones unidas por esta grande y sana pasión: la pesca!!!
Salimos muy temprano, rumbo a Baradero, con la expectativa de un gran día de pesca y la misión de regalarle un día inolvidable para mi héroe en esta vida: Mi Padre. El poder mostrarle esta pesca tan linda de tarariras con artificiales y, por sobre todo, sentir la sensación única de devolverlas al agua, cosa que nunca había experimentado mi viejo. Por su salud no sale muy seguido a pescar.
Las capturas no se hicieron esperar , mientras preparamos los equipos mi hijo Daniel primerío sacando un hermoso ejemplar con una rana con cuchara giratoria. Repitiendo, al próximo tiro lo que anticipaba: una gran jornada de pesca. Esto entusiasmo a mi Padre que nunca había pescado con señuelos. Le arme un equipo liviano con un crank y al instante clavo su primer taru. Su cara de alegría lo decía todo. En ese momento, con mi hijo, entendimos que el día estaba hecho más allá de lo que sucediera luego!
Tres generaciones en el lugar donde todo es felicidad hizo que el calor, arriba de 32 grados, no importará y disfrutaramos una jornada tremenda. Las capturas seguían y seguían. Mis amigos Ariel Velozo y Maxi Bracamonte la rompieron pescando abajo con señuelos duros. Las destacadas de la tarde fueron las z Man con cucharas nº 3 y 4.
Mi viejo que estuvo utilizando carnada obtuvo muchas capturas, como corresponde todas fueron devueltas al agua . Pudimos disfrutar muchas capturas en superficie cuando la temperatura del agua subio, ver reventar el agua con esos saltos acrobaticos no tiene precio, hasta el último tiro vivimos. Volviendo en la lancha el cansancio en el cuerpo y rostros era evidente, pero más allá de todo se notaba la alegría de un día único en familia y con amigos.
Gentileza de Victor Sanagua