Durante el transcurso de la cuarentena, en varias y repetidas oportunidades, nos fuimos comunicando con guías amigos. Gustavo Aliani, uno de ellos, ya lo teníamos apalabrado, (o más bien casi amenazado) para que cuando se levante las restricciones nos avise para coordinar una salida por sus pagos…
Cual caballero que cumple su promesa, ni bien se dieron las condiciones recibimos el mensaje mágico y coordinamos para visitarlo.
Embarcamos desde el club de pesca local como de costumbre. Al llegar, la lancha ya estaba en el agua esperandonos y el paisaje coincidía con lo anticipado: nos encontrábamos frente a un río muy bajo.
Los 3 Gomez ya estábamos listos para la jornada. Cargamos los equipos en la embarcación, y mientras nos acomodamos en ella empezamos a armar los equipos. Sabíamos que tras una corta navegación comenzaríamos con lances. La primer parte de la jornada la íbamos a tratar de capturar algún dorado, y luego iríamos por las tarus.
Mientras con Santi optamos por armar equipos de bait, por una molestia en el hombro Diego escogió uno de spinning para forzar menos los lances. Cañas de 10 a 20 libras, con reeles rotativos o frontales según el equipo, cargados con multifilamento del 0,33.
No hicieron falta ni 10 minutos de navegación para empezar con los primeros intentos arrojando los artificiales contra la costa nicoleña. Sabíamos que además de los dorados podían tomar los señuelos algún chafalote. No bastó un par de lanzamientos para tener la primer pieza del dia: una palometa se hizo del artificial y fue la primera captura de la jornada.
Primer Dorado que dijo Presente
Después de varios lanzamientos y piques y algún que otro falso pacu (como renombramos a las palometas para darle una mayor categoría) llegó el primer Doradillo. Si bien no destacaba por su tamaño, sus saltos e intentos por desprenderse del señuelo nos dieron una grata pelea.
Seguimos avanzando y probando lugares hasta llegar al segundo punto, donde pudimos capturar un par de doradillos más y por suerte las palometas ya no estaban tan activas como en los primeros points.
Fuimos relevando varios puntos más, y ante la escasa respuesta optamos por pasar a la segunda parte del plan e ir en busca de las dientonas. Tomamos un arroyo que nos adentraba en la isla, y tras un rato de navegación llegamos al punto elegido por el guía. Anclamos la embarcación y armamos el equipo para salir a campo traviesa. Comenzamos una caminata isla adentro hasta dar con una laguna interna, el escenario ideal para buscarlas.
El primer lance no tuvo pique, pero dejó a la vista el clásico manchon de barro que indicaba que ahí estaban presentes. El segundo tiro ya vino con pique y captura, la primera de tantas que se dieron en toda la jornada.
Tal como nos anticipó Gustavo el lugar explotaba, no era otra cosa que tirar para ver un ataque, un pique o el movimiento de alguna taru. Cuando mermaba el pique avanzamos unos metros por la costa y la dinámica se volvía a repetir.
La escasa vegetación nos dio la oportunidad de probar una diversidad de señuelos de superficie duros que en otros ámbitos no podemos usar por los enganches. Arrancamos con los caballitos de batalla, como los Hulk y Predator de VML, Yitter y algún Popper para buscarlos sobre la superficie, y algunos de sub-superficie como el Mambo de Donkb que fue una de las estrellas de la tarde.
Si bien la mayoría de las capturas eran de tamaño pequeño o mediano, cada tanto nos sorprendía alguna pieza que rondaba los 2 kilos o incluso un poco más.
Pasado el mediodía hicimos una pausa obligada y volvimos hacia la embarcación a comer algo, charlar y descansar un poco. El sol picaba fuerte y nos reparamos tras la poca sombra que nos brindaba un viejo árbol raleado y una sombrilla que nos armo Gustavo.
Después del break, encaramos nuevamente hacia la laguna. Mi hermano y mi sobrino avanzaron un poco más del último punto que habíamos tanteado a la mañana, y yo decidí empezar a peinar la laguna nuevamente desde su comienzo. Si los resultados fueron buenos, los de esta parte fueron excelentes!
Los piques no se hacían esperar y las capturas tampoco. La voracidad con la que atacaban los señuelos había aumentado, como así también pelea a la que nos regalaban, maximizando la felicidad de cada captura.
Llegó un momento donde perdimos la cuenta de las capturas, no había ni ganadores ni perdedores en el podio. La alegría era extrema y esa comodidad nos permitia disfrutar aún más cada captura. Podíamos jugar más con el pez, probar cada señuelo de nuestra caja que sabíamos que iba a regalarnos una captura o un pique. Era una situación soñada.
Ya casi a las 5 de la tarde decidimos cortar con la faena y emprender el regreso. Nos quedaban dos deudas para coronar la salida, buscar algún gran pati o regresar para buscar algún chafalote o sumar otros doradillos. La primer opción la descartamos por la hora, y como quien dice si por inercia, íbamos a aprovechar el retorno para dar con la pieza faltante.
Las últimas dientonas las pescó sentado!
Con la alegría de estar despuntando el vicio que nos apasiona, pero con la tranquilidad de haber realizado una salida con resultados fenomenales, probamos en varios puntos de regreso sin resultados. La ultima oportunidad se la dimos a la misma zona arrancamos la jornada. Después de varios intentos y tras una pausa en la recogida sentimos un toque y el tirón… tras una breve pelea un pequeño chafalote se tentó con un glidding que se cruzo por su camino. Así con esta ultima captura sumamos una especie mas a la pesca del día y dimos por finalizada esta espectacular jornada.
Gentileza de Javier Gomez