16/10/20 Arranque en Laguna El Abuelo de Bragado

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Este arranque fue casi un cuento chino. Después de estar 7 meses sin poder pescar (actividad que amo y es mí pasión) me había imaginando y planificado en los primeros pasos de la cuarentena, cuando recién iban unos cincuenta días, cual iba a ser la pesca del regreso…

Muchísimos destinos en la cabeza, hasta que equipo y señuelos iba a usar imaginando los ataques. A medida que iban pasando los meses dejé de imaginarme cual sería esa pesca del regreso. Sin dudas sería alguna y vendría de forma natural.

Los permisos para viajar no aparecían y la pesca me seguía pareciendo muy lejana. Hasta que recibo un mensaje con una invitación para ir a pescar a Baradero el Martes 13 y acepto sin titubear. Era Sábado, solo faltaban tres días. No quise preparar nada hasta el Lunes pero la cabeza me volaba, hacia rato no sentía ese grado de ansiedad.

El Lunes temprano me puse a preparar todo para ese lugar en particular, un arroyo no muy profundo y angosto por la sequía que esta atravesando la zona. Estaba a horas de volver a sentirme vivo y en plenitud, por qué Yo:  “Pesco y luego existo, y después vuelvo a pescar“. Daltando horas me llama quien me invitó comunicándome, muy afligido, que estaba con un pico de presión, lo habían medicado y mandado reposo. La pesca quedaba suspendida.

Saque fuerza de mí interior  para no montar en cólera. Conté no se hasta cuanto y le dije que no se preocupe, que la salud estaba primero y que la pesca podía esperar. Lo cual para él era cierto pero Yo no podía esperar, hubiese muerto esa misma noche. Así que apoye mí cabeza en la almohada y pensé por unos momentos en desactivar la alarma de las 4am. pero la deje.

 

Sonó, me levanté, agarre lo que ya estaba preparado y lo subí al auto. Puse marcha y mientras se calentaba pensaba donde ir, cuando el reloj de temperatura del auto llego a los rectos 90º, había decidido ir a la Laguna El Abuelo. Me acordé que todos los años en Octubre le doy el punta pie inicial a la temporada como buen augurio a la Laguna. Lo único que no me percate es que era Martes 13, por suerte no soy supersticioso y me puse rumbo a la Laguna .

Al salir a la ruta ya empecé a recobrar la vida que perdí en estos 7 eternos y duros meses. Al llegar a la laguna, la “barra verde de vida” cual videojuego estaba cargada al mango. Me recibieron con todo el afecto característicos los Petegoli, dueños del lugar, y después de todo el protocolo me dispuse a caminar el campo. Ver la laguna, su fauna, cisnes de cuello negro, patos, gallaretas, gaviotas, avutardas, chajás, teros, nutrias y así a llenar la otra barra: la “roja la de stamina”.

Pero me faltaba ver lo más importante, lo que está debajo del agua. Para eso habría que recurrir a mis dotes pesqueriles ¿Se habrá ido la magia?, me pregunte y me puse manos a la obra. Después de unas horas de peinar toda la costa sin respuesta era hora de entrar al agua. Evidentemente todavía están en lo más profundo así que empecé a entrar al agua y recordé lo que es temblar de frío después de tanto tiempo en la comodidad del hogar. Es parte de la esencia de está actividad. El frío valió la pena, se empezaron a dar los ataques y las capturas, todos ejemplares muy juveniles que son más activos.

La verdad que fueron muchas capturas pero chicas, los ataques se daban muy lejos y con el agua por sobre la cintura, bastante incómodo trabajar bien los señuelos aún con una caña corta como la que uso. Así que decidí salir del agua. Mí plan era secarme en la tibieza del sol que aún estaba alto (serían las 15hs) y descansar un poco. Acá también recordé lo que es caminar el barro vadeando. Como a las 17hs busque una zona propicia para pescar no tan metido en el agua y ver si lograba algo de superficie más de cerca de mi campo visual para disfrutar a pleno los ataques en superficie y sacar algunos ejemplares más lindos aprovechando a pleno la ventana de las horas mágicas.

 

Caminando y caminando encontré ese lugar que me permitió pescar con el agua no mas de la rodilla y que estuvieran comiendo a 10 o 15 metros de donde me encontrara. Ahí empecé como a la mañana, ranas de goma trabajándolas despacio (en cuanto a velocidad) pero dándole mucha acción y vibración, un movimiento que lleva tiempo perfeccionar. Es como si al brazo de diera electricidad, eso genera un temblor en el artificial que se trasmite al agua de forma particular pero la recuperación con el reel es muy suave. Los ataques no se hicieron esperar. Así lo pensé y así se me dio: “Que lindo cuando un plan se cumple” decía Aníbal de “Brigada A”.

Uno es arquitecto de su destino, siempre puede elegir. De una pesca suspendida salió este punta pie inicial de temporada en esta Laguna y la vuelta a la pesca después de tanto tiempo, que no me siento capaz de describir con palabras y eso que escribo bastante, pero también tengo mis limitaciones y hay que reconocerlas. Feliz de haber vuelto a la vida y a la pesca ademas de recordar que no es fácil la tarea del señuelero: caminar por el barro, estar en el agua helada y que al caer el sol te comen los mosquitos, ya casi que me olvidaba de esa parte después de tanto tiempo en la comodidad del hogar, pero lo sigo y seguiré eligiendo.

  • Equipo utilizado: Caña Tech Gozio xXx 5,6 pies 8 14 lbs , reel Quantum Energy cargado con multi de 30 lbs
  • Los señuelos utilizados: Payo Argentina el Grebe, Whooper Popper, Charca y Payo Frog. De VML mini Nebula y de Bad Line rana Popper y Big Zara.

Gentileza de Walter Gastaldi

Boletin Senti la Pesca Noviembre 2020

Sobre el Autor

Walter Gastaldi

Con la pesca metida en cada célula, prácticamente nací con una caña en la mano, mi Abuelo y mi Padre fueron empleados en la AAP y crecí ahí. Me gusta compartir y guardar todas las salidas de pesca deportiva , con datos de la actividad y resultados que le sean útiles a todos los aficionados !

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