Después de varias pescas canceladas por distintos motivos, tenia una abstinencia incontrolable que solo otro pescador puede entender..
Fueron tres pescas programadas y canceladas. Ya había preparado todo para esa pesca y lugar determinado (no me gusta llevar nada de mas), todo al detalle del lugar que voy, pero tuve que desarmar todo como tres veces. Estaba al borde de la locura. Desarme todo por tercera vez y respire profundo, necesitaba pescar ya!!! Lamentablemente no muchos pueden salir en días de semana. Me puse a pensar y se me vino a la cabeza: Ádrian Copula de Los Felipes. En centésimas de segundos ya le estaba escribiendo.
Por suerte me contesto enseguida y me dijo: – “Si dale, vamos“. Cuando la gente es de fierro es de fierro. En cinco minutos arreglamos todo. Me tuve que poner a preparar todo de nuevo, que dicho sea de paso me fascina, lo disfruto muchísimo.. es pura expectativa de todo lo que esta por venir. Hay que dejar volar la imaginación, esa cosa que muchos a cierta edad pierden, es volver a ser niños, soñando todo el tiempo.
Llegamos a Ibicuy muy temprano, a eso de las 6:30 am (tengan mucho cuidado en la ruta que va para esta localidad, esta muy deteriorada. Lo peor es que por tramos esta muy bien, uno va a 100 km/h y de repente el super cráter ineludible que abarca ambas manos. Así que alertas). Buscamos una panadería, compramos algunas facturas y fuimos directo a la guardería donde bajamos la lancha, acomodamos todo y salimos muy despacio. Teníamos unos 50km al lugar de pesca designado.
La idea era ir paseando, tomando mate relajados disfrutando del paisaje y llegar al lugar con solicito. Remontamos el Parana hasta un canal de las Lechiguanas. Entramos y cambio a un paisaje mas escueto y monótono. Ya estábamos a mas de mitad de camino cuando dentro de ese canal el motor tosió un “Adiós”. Nos recostamos sobre una orilla de ese canal y por mas de una hora se hizo lo que se pudo por reanimarlo pero no se logro. Estábamos en el medio de la nada y sin señal, para colmo era día de semana. A pesar de que para mi esta salida era para aplacar las sedientas ganas de pescar después de tantas cancelaciones, lejos estuve de fastidiarme. Me lo tome y nos lo tomamos con la mejor onda, de hecho nos reímos como locos.
Eran las 9 hs y empezamos a remar ese arroyo de vuelta al Parana. Por suerte estábamos río arriba y la corriente indefectiblemente nos arrastraría hacia el lugar de partida. El río estaba muy bajo y por consiguiente su corriente mas débil, no íbamos a la velocidad pensada, el Gps marcaba 3 km/h. Luego de un descanso con los remos, retomamos la acción y la velocidad ahora era de 5 km/h. Solo había dos remos, uno lo usaba Yo y el otro Adrian. Mario Copula y Gustavo Garcia Zivano se dispusieron a preparar una vela hecha por una frazada que había en la lancha y dos palos usados para impulsarse en aguas bajas. En ese momento la velocidad subió a 7 km/h, la máxima velocidad lograda pero todavía estábamos a unos 35 km de distancia.
Para todo esto íbamos con el mejor humor haciendo bromas, la señal no venia y lo de la vela duro poco ya que cambio el viento, no nos era favorable.Se partió un remo y bajamos a unos tétricos 4 km/h. Estuvimos a la deriva hasta las 15 hs que divisamos una casa, hicimos costa ahí gracias a haber guardado una batería intacta para el motor eléctrico. Salio el dueño de la casa (por suerte había Wifi), hablaron y la solución que encontraron era que nos mandaran un remis, pero éste solo llegaba hasta un camping que estaba a 5 km de la casa en donde estábamos. Los Felipes tienen otra lancha en la guardería pero estaba sin el tanque de combustible. La idea era ir con el remis, llevar el tanque de combustible y venir con la otra lancha.
Así que arrancamos a caminar por el agua a metros de la costa llevando a tiro la lancha. No la largamos de nuevo al agua por miedo de perder el control y no poder hacer costa en el camping que iba a estar el remis. No había mas motor electrifico y se haba partido un remo. El miedo que tenia a cada paso de pisar una raya era inmenso. Todas esas costas son de arena por lo que son lugares muy aptos para esta especie. A ese miedo se le sumaban otros: pasamos varios postes de alambres caídos por lo que podía haber vidrios de botellas rotas e infinidad de anzuelos de lineas enganchadas o cortadas un largo, etc. Por suerte no paso nada de eso.
A las 16:30 hs ya estábamos en el camping y el remis estaba ahí. Se fue Adrian y Gustavo en el vehículo a buscar la otra lancha. Mario y Yo tiramos la lancha al agua y seguimos a la deriva. En algún punto la lancha de rescate nos iba a encontrar y así fue. A todo esto ya eran casi las 18hs. Nos enganchamos a la otra lancha y emprendimos el regreso. Ahora quería pescar aunque mas no sea unos tiros. Adrian me dice que de camino hay un canal que no es muy prometedor por la cercanía, esta muy cagado a palos, pero que podríamos hacer unos tiros. Que emoción!. Agarre la caña, prepare el bogagrip, la pinza, el bolsito con los señuelos y estaba mas listo que un boyscout. Paramos donde se hacia una bahía (complicado acomodar las lanchas una atada a la otra pero no teníamos mucho tiempo, como quedaron.. quedaron) y todos empezamos con ranas traileadas con cucharas buscándolas abajo.
En mi caso use la infalible Gozio Lure soft y los piques empezaron enseguida. Una atrás de otras, dobletes… tripletes y hasta algunas muy lindas. Ya estaba pescando, no lo podía creer. A esa altura pensé que no lo iba a lograr. Después de 4 o 5 capturas probé el nuevo Chatterbaits de Tsk Tsurikobo que anduvo de maravilla. De ahí ya me fui directo a superficie, tardaban un poco mas en atacar pero las que lo hacían se le tiraban con todo sacando toda el alma fuera del agua. Todo un espectáculo!! Los chicos hicieron lo suyo, salieron paseantes, poppers, sliders… de todo!. Un show de ataques en superficie.
En la vorágine de la pesca no nos percatamos que teníamos encima una tormenta eléctrica, pero ni los rayos mas destellantes nos hicieron dejar las cañas, ni la torrencial lluvia que nos azoto. Por suerte como vino paso aunque no sin dejarnos empapados. Después de esa lluvia quedaron un poco recelosas, nos costo un poco mas pero salieron las mas grandes. La mejor del señor Gustavo, arriba de los 3 kg,. Nos cayo abruptamente la tarde, momento de volver con una lancha a remolque el tiempo apremiaba, no fue mas de una hora y media de pesca que me dejo mas que satisfecho. Ahora si ya puedo aguantar algunos días sin pescar.
Gentileza de Walter Gastaldi