Practicar la actividad de la pesca ya de por sí es un mimo al alma, pero si a eso le sumamos el poder hacerlo con nuestros hijos no se podría describir con palabras la transmisión de sensaciones…
En mi caso, y por mi trabajo como guía y apasionado de la pesca, mis hijos siempre estuvieron en contacto con el mundo de la pesca, pero no en todos los casos las pasiones son heredadas o del gusto de los hijos.
Hoy puedo decir que afortunadamente mis hijos son tan felices yendo al río como lo soy Yo cuando tengo una caña en la mano. Mia (de 9 años de edad) y Valentino (de 10 años), son ahora mis compañeros de pesca sin tener la necesidad de empujarlos o imponerles este hermoso deporte. Fueron ellos los que a su momento me pidieron saber que es lo que tanto hacía Yo cuando me iba.
Mas que la pesca, lo mas importante fue inculcarles el amor por el medio ambiente y la pesca con devolución. Otro fundamental eslabón en esta cadena es mi mujer Cecilia, que a pesar de no ser fanática de la pesca siempre con buena predisposición nos acompaña entendiendo, y también a su modo disfrutando de las salidas en familia. Son los mejores compañeros de pesca que me pudieron tocar!!!
Gracias familia por esperarme y aguantarme cuando estoy en el río por trabajo y no por placer.
Buena pesca,
Gentileza de Hugo Tello.