Esta salida la hice hace unos años, fue en mis vacaciones en Brasil junto a mi señora y su familia …
Mi sueño era pescar Tucunares con un señuelo argentino pero no encontraba uno que realmente me llamará la atención. El día que Cristales Rubi creo las ranas y me mando las primeras ediciones en madera para testear me dije: “Estas ranas no tiene competencia, pescan cualquier cosa. Tengo que probarlas en Brasil con mi cuñado“. Así fue que me las lleve para Brasil.
En el viaje no había charco que no quisiera parar, hasta que llegamos a Rivas (estado de Mato Groso do sul), un pueblo pequeño rodeado de facendas, caballos y gauchos dividido por una ruta donde el calor es infernal. Todos los días 38° a la sombra. Muchos bañados y lagunas artificiales, un lugar donde los pescadores pescan para comer, allá no se practica la pesca con señuelos y casi que tampoco la devolución. Así que para mí pescar en familia, con señuelos y devolver todas las capturas era un reto más, aparte de hacerlo con los Señuelos Rubi.
Llegó el día, con mi cuñado y sus amigos organizamos la pesca. Luego de viajar un largo tramo por dentro del campo, con calor intenso y muerto de sed, Dios me bendice con una pequeña vertiente de agua fresca y cristalina que brotaba desde el campo hacía la laguna. Sedientos nos detuvimos a refrescarnos y beber un poco de agua fresca para seguir el viaje. Llegamos a la laguna y la vegetación como el agua eran ideal para lograr alguna tararira. Allá la llaman TRAÍRAS, esta especie es pequeña a diferencia del TRAÍRAO pero muy combativa.
Comenzamos a pescar. Mis cuñados experimentaron la pesca con señuelo y sus amigos fueron con carnada. Estuvo difícil pero cuando coloque la rana de Señuelos Rubí la cosa cambio con una explosión en el agua y una gran corrida. ¿Resultado? Un colorido Tucunare. Mi alegría era inmensa, pescar con un señuelo artesanal Argentino echo por mí amigo era lo mas!! Ya me daba por satisfecho pero todavía faltaba más. No había pasado nada para que fuera una salida de las mías hasta que de repente Idemian pego un grito que nos dimos vuelta pensando que tenía algo.
Justamente no había pescado nada, mejor dicho se había pescado el mismo. Un señuelo BORBOLETA nuevo, recién comprado, se había clavado en su cara (en el cachete) con tanta mala suerte que la muerte ya había pasado. No podía sacarlo y mi cuñado Argueus me decía: “DEJALO, VAMOS A SEGUIR PESCANDO”. Yo no sabía si reírme o preocuparme. Idemian estaba blanco y transpiraba de dolor. Mientras sacaba el triple del señuelo para dejar solo el triple y poder trabajarlo, mi cuñado se reía y me hacía tentar a mi. Idemian me decía: “NO CARA, ESTA DOENDO MUITO, FILHO DA PU…..“.
Gritaba hasta que logré convencerlo que tenía que traspasar el anzuelo para que saliera y pudiera cortarlo. Cuando lo hice se puso blanco, casi se desmayó pero al final pude sacarlo para continuar pescando un rato más los tres. Sacamos y devolvimos algunos Tucunare mas. Al bajar el sol emprendimos el regreso a la costa donde los amigos de mi cuñado estaba esperando. Allí pescamos algunas Tarus pequeñas e intercambiamos relatos de la jornada. Obviamente el nuestro se llevó todas las risas.
Desde ese día Idemian pasó a llamarse !BORBOLETA !!!! (JAJAJA). Para mí fue una experiencia inolvidable y con mucha alegría. Quería publicarla hace un tiempo pero me faltaba algunas fotos. Hoy ya hace casi dos años de esta salida y cada vez que veo el vídeo muero de risa.
Gentileza de Omar Saravi