Sábado 21 de Diciembre de 2018 4:00 a.m. ruido estridente del despertador después de una noche de juerga… salgo disparado, cargo los equipos y salgo con poco mas de 1 hora de viaje por delante charlando de temas de la vida conmigo mismo… ¿loco? Naaaaa….
Cerca de llegar al destino fijado con mi amigo Mariano Prieto, le mando un mensaje para avisarle que me había dormido, pero la humorada duró poco porque ya estaba muy cerca y no me había dado cuenta. En el primer tramo del viaje miraba la luna llena por el retrovisor y por mas que le buscaba la vuelta estaba bien llena! Un supuesto mal augurio que estábamos dispuestos a desafiar.
Llegamos a la guardería cerca de las 5.30 am y salimos a buscar algunos dorados tempraneros. A poco mas de 1 hora de navegación llegamos a lo que creíamos hasta ese momento que era una fija, y como sabemos todos los que amamos este deporte: no hay fijas. Buscamos sin éxito durante un rato largo a los dorados, no bajamos los brazos, cambiamos de lugar y ahí apareció un pequeño que me sorprendió prácticamente debajo de la lancha, de más está decir que se fue solo. Intento tras intento y nada, otra pasada y nada, el que mordió andaba perdido. El Capitán propuso una última chance de pesca sólo por corazonada antes de movernos hacia otro lugar.
Probamos en ese “huequito” y ahí estaban… en vez de sorprenderlos nosotros a ellos fue al revés. Después de que todos tuvimos piques sólo quedaron en eso, 3 se dejaron ver y no pudimos subir ninguno a la lancha. Los dorados no iban a esperar que nos pongamos las manos, así que intentamos un rato más y salimos hacia nuevos rumbos. Ya cerca de las 9 ensayamos unos casteos más junto a Mariano, ya que los otros dos tripulantes el Gallego y Miguel armaron sus equipos para la boga. Buscábamos el lingote cerca de las piedras pero sin un lugar preferido, hasta que mi compañero de señuelos divisa a uno que andaba cazando. No se si llegó a ensayar el tercer tiro pero el que lo pescó fue muy certero y a una distancia considerable. Un hermoso doradito que nos regaló unos cuantos saltos y unas hermosas fotos antes de que vuelva a su hábitat.
La idea era emprender el regreso al mediodía y todavía nos quedaba pendiente la búsqueda de alguna boga. Fuimos en búsqueda de algunas “damas del río” en el tiempo que nos quedaba antes que a un par se nos acabe el “hechizo”… ¿saben de lo que hablo no? Jajaja. Ya anclados arrancamos con plomos paseantes y diferentes variedades de líneas de uno y dos anzuelos. Carnadas: masa, maíz y salamín. Los piques no se hicieron esperar pero no eran bogas, era un verdadero festín de “Chanchos” armados y bagres blancos de diferentes portes, era un despropósito, tardabas mas en armar la masa que en tirar y traer un armado o un bagre. Los armados en su mayoría de portes que hacía mucho tiempo no veía.
“La masa esta no está bien hecha, no pica ni una boga!”. De las 5 o 6 lanchas que estábamos en la zona ninguna levantaba bogas. De un momento a otro los indeseados desaparecen y no pican mas… ¿momento de las bogas? Así fue! El Gallego prende un hermoso bogón de cerca de 3 kg, en persona nunca había visto una boga de ese tamaño. Realmente admirable. El manco del grupo en esta modalidad claramente era Yo. El pique sutil del que te hablan no sabés bien cómo es, y cuando comenzás a darte cuenta la boga comió y se fue… así de simple. Atento a cada jugada, después de un rato llega el momento de la verdad: pique, clavada de manual y tuve mi trofeo que calculo que andaría apenas por debajo de los 2 kg. nada impresionante, pero ya estaba hecho.
Piques espaciados, algún que otro pifie, pero no soltaba la caña… hasta que el sol me estaba cocinando y no me resistí a un buen sándwich de mortadela. Apoyo la caña en la butaca del capitán y mientras distraía al resto de los pescadores preguntando por destinos de pesca en el litoral, noto un leve movimiento de la punta de mi caña después de un rato pensando que no tenía mas masa en el anzuelo. Tomo la caña, clavo y el multi levanta pero si indicios de pez… raro. Junto un poco de línea y aguanto, nada. Les dije a mis compañeros que quizás era una bolsa o un palo… creo que termino de decir eso y comienzo a sentir unos hermosos piques. “Es una boga grande!!” Me decía Mariano… Yo no había visto nada ni tampoco me daba cuenta porque estaba intentando trabajar el pique en medio de la estructura del toldo, un lugar muy incómodo.
Todo marchaba bien hasta que la tenía cerca de la lancha. En ese momento me decía que no podía ser una boga, era impresionante la fuerza que tenía y la manera en que sacaba multi del reel… una verdadera locura a caña doblada. Después de una larga lucha se dejó ver, era una boga de tamaño descomunal para mi… merecía balanza! Poco mas de 4 kg!!!! Ya la sonrisa no me la borraba nadie. Seguimos pescando varias bogas mas de tamaño regular que fueron volviendo al agua en la medida que las pescábamos. Ya con la línea ordenada y organizando las cosas para pegar la vuelta, Mariano seguía en pose buscando su trofeo. “Un tiro más” Dale que va. Estas cosas normalmente no pasan, pero esta vez pasó. Pesco una hermosa boga en su último tiro. Nos costó pero había que volver.
Una hermosa experiencia en un lugar en el cual me cuesta mucho pescar como lo es el imponente río de la plata. Mis charcos me deben estar extrañando… quizá la última del año sea de local.
Abrazos y buenas pescas, gentileza de Christian Andrés López