Hace más de 4 años conocí a estas personas por redes sociales, de ahí en más seguimos por mensajes y llamadas, hasta que llego el día de juntarnos y conocernos en persona…
Juan Pablo Bintancoour, Danilo Llima, Carlos Alonzo, José Da Rosa, Édison Fuentes y su familia llegaron a Salto para conocernos y vivir dos días de pesca en nuestro majestuoso río Uruguay. De la mano de los guías Matías y Marcelo nos aventuraríamos al río en busca de los surubíes. Un sueño inconcluso para mí ya que hasta ahora solo había peleado con cachorros y me faltaba sentir la pesca de un gran surubí.
Noche previa nos juntamos con todas nuestras familias para compartir una cena y conocernos, en menos de 5 minutos parecíamos una familia que se conocían de toda la vida… niños jugando, mujeres charlando y nosotros como pescadores mintiéndonos; esa fue la previa a la tan esperada salida de pesca.
Mañana de Domingo ya en la guardería preparando todo para salir al río. Un día perfecto. En la celeste viajo el equipo conformado por Danilo y José, bajo la responsabilidad del guía Marcelo Biassini; y en el “Padrino” se subieron Julio, Juan Pablo y Yo con mi amigo y guía Matías jardín. El primer equipo fue agua arriba hacia la represa, nosotros nos quedamos en Salto Chico.
Transcurrieron un par de horas y la pesca no empezaba, buscamos en cada piedra… cada corredera y nada. Fuimos a buscar suerte con los suru kilómetros arriba pero la cancha conocida para esta pesca estaba colmada de embarcaciones pescando bogas. La duda fue hacer bait para el suru, si teníamos la suerte de pinchar uno podía disparar hacia las embarcaciones ancladas, así que nos quedamos afuera en el canal, los buscamos otro rato y nada.
Matías dijo: “Junten y salimos nuevamente“. Lo miro a Matías y corta hacia la costa. Lo mire como diciendo: “¿Estas seguro?”. Dice: “Tiren” y empezaron a volar los señuelos hacia la costa. En el tercer tiro miro a Julito y boom empezó a salir multi de mi reel. No lo puedo creer. Pensaba que era un cachorro. Matías gritaba “Es grande“. Yo no entendía nada, solo no quería perderlo. A caña firme y estrella un poco floja perseguíamos al pez que peleaba con todas su fuerza.
En ese momento él se va hacia las embarcaciones ancladas pero la experiencia de Matías, el guía que se cruzaba como barrera entre el suru y las embarcaciones, hizo que el suru volviera a la costa. Ayudó a que no se convirtiera en una odisea. Yo solo trataba de colgarlo para que no se pegue en el fondo. Mis piernas a todo esto temblaban y mi cabeza volaba. Carlitos y Juan Pablo me alentaban.
Matías me decía “Se te dio Chiappa“. Tiempo después pudimos ver su color en la superficie. Adrenalina a full en “El padrino”, gritos y abrazos. La pelea fue ganada por el pescador. Le pedí a Matías no subirlo a la embarcación para no lastimarlo así que salimos hacia la costa con él y sin sacarlo del agua bajamos todos a festejar este hermoso trofeo. Sueño cumplido en lo personal.
Llega la otra embarcación con los demás amigos y empezó la algarabía mientras que Yo le dejaba lágrimas de felicidad y agradecimiento al Rio. La pesca siguió, enseguida vimos a José con otro colgado de la caña mientras seguíamos haciendo bait, siempre con los ojos en la otra embarcación (la celeste). Vemos que José pierde la pelea, gana el pez. En segundos tenía otro con la caña arqueada pero nuevamente gana el suru (NOOO).
Tiro a tiro para arriba y hacia abajo. Danilo empezó una pelea de aquellas, el suru no paraba de pelear. Con la ayuda de Matías, quien hacía de barrera para que no llegara a las embarcaciones ancladas, solo veíamos a Danilo que se afirmaba para ganarle. Al final la pelea la gano el pez. En ese instante Carlo,s que estaba con nosotros, grita: “Tengo pescado”. Locura total: un suru con todas las energías llevando línea y nosotros persiguiéndolo. Una batalla titánica para Carlos, quien cumpliría también su sueño.
Nos llevaba de un lado a otro, siempre a caña doblada. Mirábamos a Carlitos y veíamos su felicidad. Hacia el otro lado había una embarcación que venía filmando. Al acercarse eran unos niños que por primera vez iban a ver un surubí. Batalla ganada por el pescador y salimos hacia la costa. Carlos pudo aflojar tensión y abrazar tan majestuoso animal. A pedido de la otra embarcación los niños se pudieron sacar una foto y tocar al pez. Nos llenó de emoción, nada mejor que estas nuevas generaciones reciban el mensaje de la importancia de la pesca con devolución. Entre abrazos y risas otra vez al agua.
Llega el turno de Danilo, quien con un equipo liviano logra clavar otro ejemplar. Ahi si se complicó porque con este equipo es difícil colgarlo, ademas se pegó en el fondo. Así lo tuvo más de 45 minutos mientras que solo largaba burbujas desde el fondo. El pescador no aflojo y termino con su premio. La gente desembarcaba para ver tan majestuoso animal. Palabras de Danilo antes de la devolución nos hizo erizar la piel.
Notamos que ya no estaban en la cancha y Mati dice: “Junten asi nos movemos un km más abajo y tiran hacia arriba”. Empezamos a hacer bait nuevamente y en el segundo lance se me clava la caña. Empieza a salir multi hasta que “Pum, ¡¡otro!!”. Si, otra vez me toca, esta vez pude disfrutarlo ya que el primero fue todo emoción. Este era un peleador yo solo lo colgaba y el solo corría cuando frenaba lo volvía a colgar y el empezaba a disparar así fue una y otra vez se mostraba y de un coletazo volvía al fondo que bichito peleador, al ya tenerlo al lado de cuero entero se negaba a ser agarrado era uno bien salvaje…así fue que pude sacar el segundo el cual me enseño la verdadera pelea de pescar un surubí.
DIA DOS, rumbo a ellos nuevamente
Esta vez el cambio que tuvo el río hizo que no los encontráramos, así que Matías (el guía) nos llevó a Salto Chico. Nos dijo: “Acá sacan la torta”. Mientras navegábamos le digo a Carlos ese señuelo que está ahí es tentador. Carlos me dice: “¿Le tenes fe?”. Si, le digo. No duda y me lo regala. Llegamos y tiro… tenso la línea de dos manijasos y “boom” en el borde de la corredera salta un majestuoso rey del río.
Locura total. Matías me decía: “Se te va a meter en la piedra”, pero no quería frenarlo porque estábamos en una zona con mucha corriente y piedras donde ni siquiera se podía navegar. Dos saltos más y entre tanta locura pierde el pescador, gana el pez. Como desvanecido quede tendido en el piso de la lancha. No quería saber nada, solo se me cruzaba todo en la cabeza: señuelo cantado, dorado gigante… lo pelee como se debía. Al pasar unos minutos comprendí que debía aprender a ser un buen perdedor, que el rio y el pez me enseñaron que es un deporte y que hay que saber ganar y perder.
Llegado el mediodía, turno de Juan Pablo. En silencio y concentrado de repente suena esa chicharra. Cañazo y se bate en duelo con un dorado que no se había mostrado. Los demás juntábamos rápido hasta que el rey sale como un misil del agua y con sus cabezazos increíbles en el aire saca el señuelo de su boca. Pelea bien resuelta por Juan Pablo, quien termina con el rey es sus manos y lágrimas en los ojos.
Volvemos a juntarnos con la otra embarcación mientras comíamos y narrábamos cada momento vivido. Se decidió salir una hora más… una hora que pintaba tranquila con algunos toques pero no ataques fuertes hasta que al pasar mi señuelo por una piedra me toca uno y lo pierdo. Matías me dijo: “Lindo pescado”. Ahí exploto la caña de Carlos, a él si se le prendió con ganas; sacando línea y saltos colosales el rey comienza la batalla, adrenalina nuevamente en lo alto. Que hermosa pelea. Lo sacamos del agua en la orilla, en el momento de la devolución Carlitos no aguanto tanta emoción y se quiebra. Esa pesca se la había pedido a su hermano y él se lo cumplido.
Cerramos esta nueva aventura llena de todo. Desconocidos que pasaron dos días de pesca y noches con las familias reunidas, esto hay que vivirlo para sentirlo, el momento de la despedida término con pescadores mujeres y niños diciendo hasta la próxima. Porque sin dudas lo que la pesca une, es para siempre.
Agradecimientos a juan Carlos Alonzo y flia,Juan Pablo Bintancour, Danilo lima y flia Édison Fuentes y flia y José Da Rosa. A los guías Matías Jardín de (Pesca de dorados en Salto) y Marcelo Biasini de (la celeste pesca en Salto)
Gentileza de Gustavo Chappia de Cazadores de Taras