14/12/21 Angirû y amistad internacional

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Pocas veces en la vida se tiene la posibilidad de compartir una semana en el agua con un referente Mundial de la pesca…

Fue así que, luego de planearlo por mucho tiempo, coincidimos para compartir 5 días de pesca con nada más y nada menos que con el carismático Horacio “Chicho” Clare (desde Panamá) en el evento Angirû en posadas Puerto Paraíso; uno de los lugares más icónicos de nuestro río Paraná. Fuimos unos 42 locos los que nos juntamos en este hermoso evento.

La espera fue interminable. Días y días hablando y planeando junto a Chicho lo qué haríamos en esta visita a Puerto Paraíso. Soñábamos, como siempre, con esa bestia… con sacar ejemplares grandes pero  sabíamos de antemano que el río sube y baja lo cual altera el comportamiento de las especies.

Como toda planificación que se realiza con tiempo era de esperar que tuviéramos algún imprevisto. Tal es así que Chicho casi no viaja por temas laborales pero consiguió un pasaje para llegar a la Argentina la mañana que tendríamos que emprender el largo viaje en ruta. Si, fue a Suiza, volvió un Domingo a Panamá y el Martes estaba acá.

A las 5am ya lo estaba esperando en Ezeiza. Sin tardar desembarcó y rápidamente nos dirigimos a desayunar a mi casa. Sacamos todo: bolso, caña, cosas que quedarían en casa para llevarnos solo necesario imprescindible. Subimos al auto alrededor de las 8am para agarrar la ruta.

EL VIAJE

Hay cosas que no tenemos en cuenta pero a lo largo de estos más de 13 horas de viaje fueron varias las personas que nos demostraron su afecto en el camino. Nos han parado y saludado conociendo a Chicho, hasta nos obsequieros productos autóctonos de la zona. Mucho cariño. Eso no tiene precio ni comparación con nada. Dsde ya agradecido a cada uno que se cruzó la ruta para conocer a Chicho y brindarnos su afecto.

La primera parada obligada fue una estación de servicio. ¿Para qué?. Para comprar hielo, gaseosas y abastecernos de algunos ricos en snacks para el camino. Sabíamos que iba a ser largo. Ya con la primera parada encaramos lo que quedaba de ruta. Infaltables las Playlist de Spotify y anécdotas. Sobre todo saber que era imprescindible el buen clima y la buena onda para que el viaje largo se hiciera lo más corto posible. Desde que subimos al auto ya estábamos pescando, increíble.

Ya dentro el departamento de Corrientes, algo para destacar por parte de Chicho fue los hermosos paisajes que tenemos mezclándolos entre campos / esteros y ruta vacías. Seguíamos kilómetro a kilómetro descontando lo que nos quedaba de camino, hasta que llegamos a la famosa entrada de Itá Ibaté. Primera parte de la misión cumplida, llegamos sanos y salvos en una ruta que estaba por demás cargada de lluvia y animales.

Arribamos a Posadas Puerto Paraíso alrededor de las 21 horas ahí nos esperaba todo el staff con una rica picada, una buena cena para luego descargar el auto, aprontar los equipos e intentar descansar, cosa que es difícil en estos viajes.

DÍA #1

Nos levantamos con AC/DC (es fundamental la buena vibra siempre), y pusimos rumbo al comedor para desayunar. ¿El clima? No era el mejor. Sin perder tiempo nos encaminamos a agarrar los equipos para ir directo a la lancha donde nos esperaba Pichi, el carismático y ocurrente guía que nos acompañaría en estos 5 días. Bajo la lluvia y con viento a lo largo de todo el día, era cuestión de ponerle el pecho y afrontar el clima con el mayor optimismo posible.

Tal fue el optimismo que le pusimos que terminamos sacando 4 especies de portes medianos a interesantes: manguruyú, dorados, surubíes y armados. No dimos con ninguna bestia de esas que estábamos buscando pero todavía nos quedaban 4 días más.

Cortamos al mediodía y volvimos a la tarde. El clima era el mismo: viento frío y lluvia pero aún así seguimos insistiéndole en la famosa punta Gallino anclado. ¿El motivo? A al ser el viento tan fuerte no era una buena idea acudir a otros pesqueros y navegar lejos. A las 19hs cortamos y volvimos a la Posada para una buena ducha caliente, cenar y acostarnos a descansar para el próximo día. Prometía un cambio de clima interesante a partir de media mañana.

DÍA #2

Amaneció algo lluvioso pero con ganas de que el sol cortara toda la tempestad del día anterior. Nos embarcamos de la misma forma pero esta vez al garete con carnada en busca de algún cachorro a primeras horas. La respuesta no tardo en llegar, dimos con un par de ejemplares. Decidimos visitar un punto que nuestro guía tenía conocido y le ponía fichas para tentar algún buen trofeo anclado con carnada. Teníamos que hacer picar el plomo en el fondo para hacer que la carnada se fuera alejando de a poco de la embarcación hasta llegar al punto indicado que podrían estar los ejemplares a la espera de su alimento.

 

Ese punto básicamente era un pozo y confluencia de un desagüe dentro de los campos. Esta descarga básicamente no traía mojarras, sino que traía insectos y bichitos de adentro del campo a los cuales las mojarras se acercaban a comer y eso era lo que hacía que atrás de ellas pudiesen estar otras especies como dorados y surubíes. En estos lugares es muy común encontrarse por ejemplo con bogas o palometas que cumple un rol fundamental en el movimiento y elevado de la carnada.

Llegado cierto punto, nosotros dejemos reposar la carnada en el fondo y lo primero que empecemos a sentir sean pequeños picotazos; estos seguramente son por el arribo de las queridas y amadas bogas, qué en su juego por comer y picotear lo que hacen es empezar a levantar la carnada un poco del fondo. Esto genera este movimiento entre cada una de sus mordiditas y ahí es cuando aparece el pique seco del dorado detrás. En el caso del surubí es distinto, generalmente toman la carnada y de a poquito empiezan a alejarse marcando así la famosa corrida para después poder lograr la clavada.

También tuvimos varios piques de dorados, de pequeño y mediano porte, jugando con pequeñas morenas sin plomo mientras esperábamos los ataques en los lugares estratégicos. Básicamente lo que se hace es encarnar en un anzuelo de tamaño 7/0 una morenita y arrojando la hacia la salida de agua, o pasando el veril, se la empieza a trabajar para que vaya a mediana altura navegando de a poco. Siempre buscando el punto en clave para que el dorado este al acecho o cazando.

A media mañana salieron los dos primeros piques de gran tamaño. Uno directamente no pudimos pararlo, nos cortó la línea; y el segundo cuando lo estábamos afirmando -a mitad de la pelea- logró liberarse y lo perdimos. Esto solamente nos alentaba, nos abrió una puerta para decir que ahí abajo estaban los monstruos del Paraná, teníamos que tener paciencia y seguir esperándolos. Logramos un par de capturas de surubíes de lindo porte pero ninguno era esa bestia gigante que buscábamos.

Hay un momento que todos denominan como “La hora mágica“, justamente ese momento es cuando el sol empieza a ocultarse y, generalmente, nos regala hermosos piques. Llega ese momento y nosotros seguíamos a la espera, cuando de repente la carnada de Chicho empieza a generar una serie de espasmos. Es muy común que al pescar con carnada viva los depredadores se acerquen y empiecen alterarse, síntoma al cual debemos estar atentos porque nos marca un momento de máxima tensión en el cual probablemente podamos tener algún pique. Que de no estar con mi hermano es posible que también lo perdemos.

El revi toro blanco de Chicho no tardó en empezar a quejarse y el carretel a empezar a girar. Lo único que atinó a decir es: “Soltemos la lancha, es grande“. Lo primero que hizo Pichi fue soltar el ancla, marcando con la boya el lugar en donde quedaba la misma y comenzamos a dejar que la lancha acompañe la pelea. Fueron unos 10 minutos hasta tenerlo arriba de la lancha. Como bien suponíamos era a un hermoso dorado arriba de los 14 kilos. El atardecer del día 2 nos decía “Misión Cumplida”, a descansar a cenar y a prepararse para el tercero.

DÍA #3

Algo que hay que tener en cuenta es que si llevamos fiambres si cortan su cadena de frío o quedan al sol no debemos ingerirlos de nuevo. Eso me pasó a mí la tarde anterior, sin darme cuenta (por estar con una pesca muy activa) cometí el error de seguir consumiendo la picada que habíamos abierto a la mañana y había quedado bajo 40 grados de temperatura. Eso decantó en una noche con inyectables queriendo impedir la pesca de este día. Acá va la anécdota.

Cómo buen porfiado y pescador dije “Voy a ir”, tenía un presentimiento de que algo raro iba a pasar y no me lo podía perder. Así fue que a las 6 de la mañana estábamos arriba con Chicho devuelta en la lancha con nuestro guía rumbo a ese lugar donde las bestias se nos habían escapado. No pasó mucho tiempo cuando la caña de Chicho vuelve a marcar acción, esta vez de la buena… era un peso pesado. La consigna fue clara por parte de Pichi: “Déjalo llevar, afirmalo y aseguralo“.

 

El primer cañazo fue letal para el equipo. La caña custom de 30 libras voló en dos pedazos. En manos de Chicho solo quedó el mango de la caña y al agua fueron… por un lado el revo toro y por otro lado la otra parte de la caña. Inmediatamente pusimos un señuelos de profundidad para intentar agarrar el multifilamento, pero para sorpresa al quinto sexto tiro fue en seco la respuesta a la cual pensé que era una rama pero luego de la fuerza y la llevada sabíamos que era un pez. Una lucha hermosa dio el surubí de 34 kg. Luego de las fotos y la devolución correcta del ejemplar seguimos intentando recuperar el equipo de Chicho.

Ya con las pilas agotadas y sin muchas expectativas decidimos darnos por vencidos, fue ahí cuando recogimos una de las cañas (había quedado a unos 90 O 100 metros con la carnada) y en el revuelo de la misma se enganchó en una línea que estaba en el fondo del río perdida….. esa línea iba a terminar siendo la línea de Chicho. Recuperamos el pedazo de caña y el reel, culminando así una anécdota brutal.

Junto a esa bestia logramos otros doraditos y cachorritos de menor porte que también habían dicho presente. Era el momento de pescar y probar suerte con el baitcast asi que nos dirigimos a una zona de palos. Si bien no estaba en mi mejor día y bastante agotado les hice la segunda. Asi fue que Chicho pudo cobrar dos ejemplares de Dorado en una pasada y otros dos pique cerrados en la otra.

Se nos hizo el mediodía y decidimos hacer unos kilómetros de navegación para tratar de dar con los manguruyú gigantes. Allí nos dispusimos a intentar dar con estos grandes colosos anclados en una fuerte correntada de pozos. Nos movimos unas cuatro o cinco veces sin éxito pero está pesca es así. Cuando se los encuentra están todos juntos en cardúmenes de 5 o 6 pero cuando no es difícil poder dar con ellos. Estábamos lejos, era hora de regresar temprano para poder recibir a los 40 pescadores que llegaban para celebrar ANGIRÛ (amistad en guaraní), el evento con que decidimos hacer para cerrar el año.

ANGIRÛ: El Evento

Todos soñamos con poder reunir un grupo de locos pescadores y vivir una experiencia única con anécdotas que nos queden para toda la vida, así fue que con este grupo (que ya se había juntado hace algunos meses) decimos planear una pesca en Puerto Paraíso, Itá Ibaté, solo para nosotros. A la cita fueron 14 lanchas y 42 Pescadores que nos juntamos para celebrar y dar forma a esto que se llamó Angirû.

Arrancamos la primer noche con el entrega de reconocimientos en agradecimiento a los colaboradores, una ronda de sorteos en la cual todos ganaron y la asignación de los días a cada trío de pescadores. El segundo día nos deparó otra gran anécdota. Un yacaré de 2.20 metros atacaba al ATR10 de Don kb sin dudarlo. El asombro fue lo primero en mi caso, seguido de un ¿¿Como lo liberamos??.

Acá, una vez mas, la experiencia de Chocho salió a la cancha. En Panamá es muy común ataques de cocodrilos a señuelos de superficie, y ni hablar en otros lugares inóspitos donde pesca este crack. Estos animalitos no tienen fuerza para abrir la mandíbula, si para cerrarla. Están en el top 4 del mundo con su fuerza al cerrar. Otra cosa que no hacen, es abrir la boca abajo del agua. Ya con esas dos cosas, lo tenía agarrado y con un simple velcro aseguramos su boca. Retiramos el señuelo (que guardo para enmarcar) y lo devolvimos sanito y salvo.

La segunda noche sería algo distinto, más descontracturado. Luego de la cena un grupo de chamamé local nos deleitó con sus hermosas canciones y letras autóctonas de la zona. Luego de un fin de semana con mucho calor haríamos entrega de los premios a los ganadores. Llegaba la tercer noche y junto a la cena comenzaría la despedida que terminaría con el desayuno de la mañana siguiente para el retorno de cada uno a sus hogares.

Intentamos hacer un evento con forma de minitorneo cerrado, como para ponerle un poco más de picante. Realmente, ambos días de pesca, sorprendió la cantidad de especies que se capturaron, no así por su tamaño quizás pero si por su variedad. El primer y segundo puesto a pieza mayor fue para surubíes, el primero de 155 cm y el segundo solo 2 cm menos: 153 cm. El premio al dorado mayor se lo llevó una pieza de 63 cm.

En total se obtuvieron 109 piezas, desde amarillos a surubíes. Esa era la esencia: un picadito de niños para un grupo de amigos. En cuanto a modalidades se pescó en todas: Trolling, carnada, baitcast y hasta algunos intentaron con mosca, sin éxito en este caso.

Espero haberlos podido llevar un poco a lo que se vive en el alto Paraná y las situaciones que se nos pueden presentar.
Cordiales saludos, gentileza de Martin Docampo de 100%Pesca

Sobre el Autor

Un pequeño gran espacio para compartir mis experiencias con los apasionados por la pesca deportiva.

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