Medio año pasó desde que dejé mi querida Excalibur sin poder sentir todo lo que siempre me entregó. Desgraciadamente, esta pandemia a todos nos distanció de alguna forma u otra, de las cosas más queridas que nos rodeaban y que más queríamos…
Pasó tanto tiempo que volver a programar una salida de pesca me parecía algo increíble, y por eso, junto con Carlos y Maxi, nos pusimos de acuerdo como para salir este domingo que pasó. Notando el viento Sur sostenido que tuvimos desde el jueves pasado, sentí la intuición de que por ahí podríamos tener alguna chance de pescar algún pejerrey y de esta forma, no quedar zapateros para esta temporada.
El proyecto de la salida quedó fijado en tratar de pescar algún pejerrey por la mañana bien temprana y si no pasaba nada, levantar todo e irnos para Martín García en búsqueda del bagre de mar. A las 04:30 sonó el despertador y para las cinco y 10 de la mañana, ya estaba en camino para pasar a buscar a mis amigos.
El esfuerzo de levantarnos temprano valió la pena porque 06:30 ya estábamos a bordo de la Excalibur y de esta forma, zarpamos llevando en nosotros todas las sensaciones de volver a navegar, de disfrutar de todo lo que nos entrega nuestro querido Delta y las tremendas ganas de poder volver a sostener una caña como para re conectarnos con la única emoción posible que desea siempre el pescador… disfrutar de un pique.
Con inmenso placer hicimos nuestra navegación hacia nuestra zona de pesca elegida y para las 08:15 de la mañana, las líneas de flote ya iban en su primer garete en pos de algún pique de algún pejerrey. Un suave vientito Noreste de unos 7/8 nudos, hacía que las aguas del Río de la Plata estuvieran justas como para que esta especie estuviera activa. El color del agua era sorprendente, pocas veces lo vi así… Limpia… Transparente… y con un color semi verdoso que junto al firme y limpio cielo celeste que nos entregaba la mañana, hacía que todo el entorno fuera perfecto.
El primer pique llegó… y lo tuvo Maxi… pero al momento de clavar cortó el multi… (de no creer) . Con el sabor semi amargo, no tuvimos otra opción que levantar todo e ir con la Excalibur en búsqueda de la línea que quedó a la deriva. Quedaba la esperanza de que cuando la alcanzáramos, estuviera prendido el pejerrey que produjo el corte… Pero no, el muy “turrito” no se clavó y por eso no quedó en la línea.
Por largo tiempo no pasaba nada. Después de casi media hora Carlitos tuvo su pique y esta vez el primer peje de la temporada posó para la foto. Un lindo ejemplar de unos 52 cm. disparó la esperanza de que por lo menos podíamos clavar algunos más, pero lamentablemente los piques no aparecían y casi cuando el Río se empezaba a planchar, me llegó el turno a mí.
Sobre la ancha calle de ceba de aceite y como a 60 mts. de la embarcación, noté sobre mi línea, que la boya puntera se desplazaba hacia la derecha… Lo dejé llevar… y cuando se hizo firme la corrida… con todo entusiasmo… levanté firmemente mi caña y clavé !!!
No tengo palabras como para describir semejante sensación… pero les puedo asegurar que ver como toda la línea se desplazaba ferozmente hacia todo un costado, son un sin fin de emociones que son difíciles de narrar. Mientras que lo traía, la caña cabeceaba con toda firmeza y cuando ya estaba cerca de la Excalibur y gracias a la transparencia del agua, pudimos todos visualizar que se trataba de un tremendo pejerrey que hacía todo lo posible como para soltarse de la línea.
Con gran alegría y en lo personal, este hermoso pejerrey de unos 56 cm., me otorgó la enoooorme satisfacción de que después de tanto tiempo, pudiera despertar muchas sensaciones que estuvieron dormidas. Mientras que Carlos tomaba la postura de fotógrafo y yo posaba para la foto, Maxi con toda alegría grito… Lo agarreeee !!! y otro lindo peje de casi 52 cm. subía a bordo de la Excalibur.
Para las 10:45 de la mañana el Río estaba totalmente planchado y al presentarse esta condición, dimos por finalizada esta pesca, así que pusimos rumbo hacia Martín García mientras que Carlitos preparaba una linda picada que nos deleitó a todos mientas que disfrutábamos plácidamente de la navegación.
Al llegar a Martín García buscamos el pozón sobre el canal y nos fondeamos en los 56 pies. Armamos los equipos pesados, lanzamos las líneas al agua, y quedamos a la espera de algún pique mientras que yo empezaba a preparar el asadito que estaba previsto hacer a bordo de mi querida nave.
Entre charlas, chistes y anécdotas que se iban contando, sobre la caña de Carlos, se hizo presente intensos y fuertes cabezazos que daban la voz de alerta de que algo estaba prendido. Durante un buen rato mi querido amigo se batió ante la lucha de un pescadito que no daba tregua y que no se rendía ante esta batalla.
Finalmente, y casi cuando estuvo sobre la superficie se mostró y el primer bagre de mar de nuestra temporada, posaba de la mejor forma para la foto. Como a los 15/20 minutos Maxi y yo tuvimos pique al mismo tiempo, pero lo que sacamos nosotros eran bastante chiquitos y lejos estaban del bagre de 5 kilos que pescó mi querido amigo
Con un marco espectacular, junto a un día precioso y una Martín García iluminada por un sol intenso, el asadito a bordo que preparé estaba listo y no hubo otra opción que prepararnos y acomodarnos para deleitar todo lo que teníamos por delante. Después del asado y mientras que mis compañeros cabeceaban con la boca semi abierta haciendo tooooodo lo posible como para no quedarse totalmente dormidos, la tarde fue pasando y no tuvimos un solo pique más.
Volver a sentir… Volver a vivir… es el mejor título que le puedo poner a todo esto que les he contado.
Poder volver a estar con amigos, disfrutar de una jornada de pesca y poder volver a estar en estos atardeceres que me regala mi querido Río, es valorar lo que he recuperado y es la mejor forma de decir “graciasal cielo” por poder ser un “privilegiado” en poder disfrutar de todo esto. No tengo más para contarles. Solo me resta desearles a todos lo mejor y les deseo por encima de todas las cosas, que gocen de la mejor de la salud.
Les dejo un fuerte abrazo a todos y seguramente nos estaremos viendo en cualquier momento
Gentileza de Gerardo de Gyg