Hace mucho tiempo que miraba con ganas esos mates de colores de silicona, a ver si puedo explicarlo: soy diseñador gráfico, osea que pasé gran parte de mi vida en una universidad donde a uno le enseñan del modernismo. el culto por la estética y una serie de cuestiones a las que hoy les doy poca importancia pero, la verdad, es que algo de ese criterio queda incrustado en la cabeza de uno de manera inconsciente; sin contar que cada vez que paso por el estudio de algún colega, de esos que acampan en lugares modernos de Buenos Aires, como Palermo Soho, Hollywood, Queens y demás Palermos, me veo sorprendido con los mates que usan.
Bueno, entre todos ellos, el que más me llamaba la atención era el mate de silicona. Moderno si los hay. Le tenía ganas y me compre uno, ¡qué tanto! Cuando llegué a casa me di cuenta de que, más allá de su belleza exterior, tenía algo que me resultaba raro. Era blando. Nunca antes había sostenido un mate que se hundiera con la presión de la mano. Ahí mismo lo cargué y me tomé unos amargos. No estaba mal, pero era medio extraño. No voy a negar algo: quedaba hermoso arriba de mi escritorio y cada vez que un cliente entraba a mi estudio y decía “¡qué lindo mate!”, el status subía un poco más.
Pero la cosa es que terminó por no gustarme demasiado tomar mate ahí, qué sé yo… así que volví a mi anterior contenedor de yerba de palo santo. ¿Qué tiene que ver esto con la pesca? ¿Por qué los hice perder ya cinco minutos en leer algo que no habla de pesca? Ahí vamos…
Daba vueltas hace tiempo en mi cabeza la idea de escribir algo acerca del uso de los lippers o dispositivos para la manipulación de peces, más popularmente conocidos como “boga grip”. Pero qué tema espinoso… ¿Cómo ejemplificar lo que está bien y lo que está mal sin escrachar a nadie? Es sabido que en cuanto uno hace un comentario acerca del uso de estos aparatitos la gente se ofende, se enoja. El mate de silicona me dio la solución que buscaba. Por si no lo han notado, la boca se parece bastante a la forma de la boca un pez, y como el material es blando permite graficar y exagerar el daño que podemos hacerle a un pez cuando usamos mal el lipper.
¡A los hechos!
Creo que casi todos los pescadores somos adultos y, como tales, la mayoría de nosotros no juega ni se arriesga con su salud sexual, así que para ponerlo en términos que todos entendamos, usaré la siguiente metáfora: el lipper es como el preservativo. Hay una sola forma de usarlo bien. Y todas las demás están mal. Así de simple. ¡Sin embargo se ve cada cosa! Pero bueno… Trataré de ser puramente didáctico, insisto, para nadie se ofenda.
El lipper es para inmovilizar al pez, preferentemente en el agua, y desanzuelarlo con el mínimo daño posible. Punto. No tiene más funciones que ésas, aunque son un par. Si por algún motivo no podemos hacerlo en el agua, no hay problema, subamos el pez a la embarcación o saquémoslo a tierra firme y luego lo desanzuelamos. En esta operación de subir al pez, si es muy grande conviene además tomarlo con la mano por debajo de la panza, o de la cola si está demasiado movedizo, para repartir de esa manera el peso y que su cuerpo completo no quede colgando del lipper.
Imagínense a ustedes mismos colgados por la boca de un gancho… cuanto más pesados sean, más se les lastimará la boca si nos cuelgan. El mismo criterio se aplica a los peces. Si el pez no es muy grande, en general es más saltarín y se dificulta agarrarlo de la panza, pero justamente por su escaso peso se cree que no les hace daño mantenerlos unos segundos colgados del lipper. Con los peces más grandes no está comprobado en un cien por ciento, pero se dice que no conviene colgarlos ya que además se les pueden dañar los órganos internos. Hasta que se compruebe o no esa teoría, no nos cuesta casi nada tratar de no colgarlos.
Entonces, simplemente el lipper en la mandíbula inferior y la mano en la panza o la cola bastan para levantar el pez correctamente, repartiendo el peso en dos puntos en lugar de uno solo para no causarle daño.
El otro tema fundamental es cómo ponemos el lipper. Y en esto, insisto, es como el preservativo: sólo hay una manera correcta de usarlo. Por ejemplo, si nos hiciéramos un nudo en el pene con un preservativo, usándolo a modo de cinta para impedir la eyaculación, es probable que una de las funciones del preservativo se cumpliera, pero otras funciones, también importantes, no se cumplirían. Por eso digo que hay una sola manera de usarlo bien.
Como señalé antes, el mate de silicona va a hacer el papel de la boca del pez. Y al ser blando va a graficar el posible daño que podemos causarle al pez al torcer el lipper. Si miran fotos de pescadores, incluso sus propias fotos, van a notar que tal vez lo hayan estado utilizando mal. Yo mismo noto en mis propias fotos, que muchas veces lo usé mal. La idea de esta nota no es señalar a nadie. Simplemente es darles la información para comprender la manera y los motivos para utilizar el lipper correctamente, asi evitar entonces hacerle a los peces más daño que el estrictamente necesario. No somos perfectos, pero al menos podemos tratar de perfeccionarnos.
¿Cómo se usa correctamente el lipper entonces?
El lipper se usa para aprisionar la mandíbula inferior del pez (nunca la superior), y debe ser sostenido siempre en el mismo sentido que el cuerpo o la espina del pez. Preferentemente, en una línea directa con su espina dorsal, o al menos sin girarlo, si es que decidimos usarlo oblicuamente a la espina dorsal del pez.
Lo que sigue se aplica a cualquiera de los dos casos anteriores:
- El lipper tiene dos ganchos, el superior debe quedar hacia arriba o hacia el lomo del pez, entre las dos mandíbulas y entre los dientes.
- El gancho inferior del lipper debe quedar debajo de la mandíbula inferior del pez. Es decir, el pez muerde el gancho superior del lipper y el lipper a su vez muerde la mandíbula inferior del pez. Así de simple.
- Entre los dos ganchos queda aprisionada la membrana interna de la mandíbula inferior del pez.
- Resalto que la membrana interna queda aprisionada, y es por eso que no debe girarse el lipper luego de haberlo cerrado. Está aprisionando una membrana delicada y girarlo provocará un daño evitable.
Ésa es la forma correcta de inmovilizar al pez. El pez no debería poder cerrar la boca, ya que el gancho superior del lipper se lo impide. Esa situación es la que nos permite trabajar dentro de sus mandíbulas con una pinza de punta y desanzuelarlo. Verán que en ninguno de estos casos el pez (el mate en este caso) sufre deformaciones. Simplemente lo mantenemos aprisionado por los ganchos del lipper. Perdón que lo describa de forma tan detallista y hasta “estúpida”, pero insisto, ¡se ve cada cosa! Entonces prefiero ser más claro de lo habitual, por las dudas.
Nunca debe alterarse esa situación dentro de lo posible. Por supuesto que no me olvido de que los peces saltan, se mueven, se retuercen y en esos casos puede torcerse un poco lipper. No es problema. Pero en lo posible debemos tratar de mantenerlo en el mismo sentido que la espina del pez. Un gancho hacia el lomo, otro hacia la panza. Aún si es un pez chico y lo colgamos del lipper, naturalmente el mismo se acomodará con un gancho hacia el lomo y otro hacia la panza. Esa es la posición natural y la correcta para situar el lipper. Y ninguna otra es correcta. Torcerlo, en cualquier sentido, generaría un daño innecesario, ya vamos a ver por qué.
Un consejo importante: Si vemos que el pez se retuerce y salta, esperemos, no lo saquemos aún del agua. Unos segundos, que se canse, que se calme. Esperar hasta que se quede más quieto puede evitar que lo lastimemos de más.
¿Cómo se usa incorrectamente el lipper?
Ahora vamos a ver todo lo que está mal y advertiremos que, a diferencia de las fotos anteriores, en todas estas imágenes el mate es deformado por el lipper. Todas esas deformaciones en el mate serían equivalentes a lesiones absolutamente innecesarias y evitables en la boca de un pez.
Recordemos que en Argentina y toda Sudamérica solemos capturar peces de boca ósea, es decir que tienen mandíbulas duras y además, en general, tienen dientes muy afilados. Esas mandíbulas duras y dientes afilados son los que les permiten alimentarse. Si los dañamos, los estamos dejando en inferioridad de condiciones para alimentarse hasta que esas heridas o lesiones se curen, si es que eso ocurre.
Entonces, si giramos el lipper luego de haberlo cerrado en la boca del pez para cambiar la dirección en que lo hemos tomado, ya estamos lastimando la boca del pez. Estamos lastimando la membrana inferior de la mandíbula. Por eso, antes de tomarlo, decidamos: lo tomamos de frente o lo tomamos de costado. Luego de decidir cómo lo tomamos, tratemos de no alterar esa dirección. Lo que sigue creo que no necesita descripción, sin embargo abundan las fotos de peces tomados de estas formas. Observen la manera en que el mate se deforma en todos los casos e imaginen el daño que sufren los dientes y mandíbulas cuando este tipo de movimientos ocurren.
En las últimas tres fotos creo que puede apreciarse el más grave de los casos, sin embargo es muy habitual ver imágenes con peces tomados de esta manera. Este movimiento perfora las membranas inferiores de las mandíbulas de los peces. Insisto, los peces no tienen ningún orificio en la membrana inferior de la mandíbula. Si girar el lipper, como decíamos antes, lastima esa membrana, este movimiento directamente la perfora. No hay hueso en ese hueco debajo de la mandíbula, ese punto es igual al de los seres humanos: hueco, cerrado por una membrana muy delicada. Traten de imaginarse ustedes mismos tomados de la boca y piensen en lo que sucedería si giran el lipper de esta forma.
Entonces, el concepto es no torcer el lipper, salvo que sea estrictamente necesario. Todo esto, insisto, es la situación ideal. Si por algún motivo el pez salta y se retuerce, no es un problema. En esos casos nuestra integridad física está primero y si el lipper se tuerce, no hay opción. En esos casos es preferible lastimar al pez a tener un anzuelo clavado en la mano.
Para despedirme quiero dejar en claro la sensación que me mueve a escribir todo esto. En mi opinión, el problema del cual surge todo esto es que muchos pescadores se desesperan por sacarse una buena foto con el pez y ahí es donde se comente el error de torcer el lipper, ya que para sacar la foto se trata de esconder la herramienta para mostrar mejor al pescado y al pescador. Como se dice en criollo, si hicimos treinta, hagamos treinta y uno. No nos cuesta nada. Saquemos la foto después de desanzuelar al pez. Liberemos el señuelo, saquemos el lipper de la boca, ensuciémonos un poco las manos con el pescado. Y ahí sí nos sacamos una linda foto, sin torturar al pez con el lipper.
Si quieren que el pez abra la boca para la foto, lo toman con una mano de la panza y con la otra de la cola, sin hacer demasiada presión llevan levemente hacia abajo la cola y verán que al curvarse la espina y oprimirse un poco la panza, el pez solo abre la boca, no es necesario hacerlo sufrir de más. Dejemos de dañar mandíbulas y dientes sin sentido. Los peces no tienen manos como nosotros. Si les rompemos los dientes o las mandíbulas muchas veces los estamos condenando a muerte a pesar de devolverlos al agua vivos. Si vamos a devolver el pez al agua, no seamos hipócritas. Devolvámoslo lo más sano posible.
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