Las siembras de truchas bebés las realiza la Mesa de Pesca de Río Negro. Se cree que la mitad de los alevinos sembrados podrán llegar a adultos y procrearse..
La Mesa de Pesca del Alto Valle sembró en el último año más de un millón de alevinos en los ríos de la región. La última liberación fue la semana en Las Perlas. Se espera que cerca de la mitad puedan llegar a tener una vida plena y procrearse. El Viernes pasado se realizó la última liberación de alevinos a orillas del Limay, en Las Perlas. Participó un grupo de niños de la zona, quienes colaboraron con la actividad. Según informó Luis Maldonado, jefe del operativo, se liberaron en la última actividad 400 mil alevinos traídos de piscicultura de piedra del Águila.
Los reproductores utilizados son del arroyo Ñireco, en Bariloche. Allí se saca el ovulo de las hembras y el esperma de los machos y se fecundan. Las ovas son traídas a piscicultura donde se hace toda la fecundación. El proceso dura 3 meses, y cuando eclosionan los huevos se espera 25 días para que absorban el alimento que tienen. Allí ya están listas para liberar”, explicó a LM Cipolletti el jefe del operativo.
Otra linda experiencia en #BalsaLasPerlas con siembra de alevinos de trucha arcoiris. Algunos vecinos colaboraron con los miembros de la Mesa. En cada siembra se dejan unos 150 mil alevinos para ayudar al repoblamiento.
Fotos: Gentileza Juan Vega@magyp_rionegro @DiomediAlberto pic.twitter.com/XfdiVprLYs— Mesa de Pesca del Alto Valle (@MesaDePesca) 18 de enero de 2019
Dijo que se trabaja con alevinos silvestres, y no se pueden alimentar en piscicultura.
“En 2018 y este verano liberamos alrededor de 1,4 millones de alevinos en Cipolletti, Allen, Cervantes, Roca y Las Perlas. En estado natural se cree que de cada 5 mil huevos que deja una pareja en un nido sobreviven 2. En piscicultura se trata de revertir ese porcentaje, y alrededor de la mitad logra sobrevivir y llevar una vida plena y reproducirse”, expresó Maldonado.
Para liberarlos, los alevinos tienen que estar preparados, porque si no llegan al río peces de baja calidad, se cruzan y declina la aptitud de la especie. “Una vez que se liberan las truchas lo ´primero que hacen es establecerse en el lugar y están algunos días ambientándose por la temperatura. Se alimentan de microorganismos de la zona. Una vez que recuperaron su peso, buscan río un refugio por la fuerza de la corriente, para alimentarse esforzarse. Al año y medio la trucha empieza a emigran contra la corriente, hasta que encuentran su lugar, agua pura o se chocan con una presa”, contó Maldonado.
Al lado de la cantidad de peces con la que cuentan los ríos y lagos de la Patagonia, estas siembras son simbólicas. Tienen como objetivo contrarrestar la pesca furtiva, y, sobre todo, concientizar a la población sobre el cuidado de los ríos.
Fuente: Lmc
