El amigo Raul Correa comparte estas imágenes y relato de su viaje a Colombia en busca de los grandes Tucunaré..
El 02/01/2017, apenas terminado de brindar, partimos hacia Capital Federal a concretar un sueño: Viajar a Colombia a pescar Tucunaré junto a mi hermano Alejandro Daniel. El día 3 de Enero nos encuentran a los dos desarmando los señuelos, cambiando los triples por anzuelos simples – ya que no se permitían los mismos -cargando los reeles con multi, cambiando anillas, guardando cañas para así partir el día 4 con un cúmulo de emociones y sensaciones desencontradas.
Llegamos a Bogotá, breve recorrido por el Museo del Oro y a dormir. Al otro día – 5 de Enero – ya estabamos de nuevo en otro avión rumbo a Puerto Inirida, y el 06/01 llegó por fin el día tan soñado. Partimos, 3 hs de lancha rápida por el Río Orinoco y de ahi cambiamos de lancha ya con los aborígenes que nos guiarían por el Rio Mataven otras 3 horas mas. El 7/01, a las 5 de la mañana, ya estábamos desayunando galletitas, pan lactal, arepa frita y huevos fritos, la arepa está hecho de una harina de maiz y queso, todo frito, las heladeras de primera marca cargadas de agua mineral, gatorade, jugo en botellitas y en cajitas, mas fruta y mas la vianda… y a pescar!!!!!
No iba a ser una pesca fácil, el Río Mataven estaba crecido mas de 2 metros de su cauce, ¿los peces donde estaban? En medio de la selva. Se los escuchaba mientras cazaban, fue una pesca realmente difícil ya que las condiciones no estaban dadas, en teoría tendríamos que haber encontrado el rio 1 metro mas bajo de su nivel pero las grandes lluvias de Diciembre y el efecto de la corriente del niño les jugó una mala pasada. Pero no nos importaba nada, ya que estábamos pescando.
Ale enseguida tuvo su primer pique, saco uno ahi nomas, a mi le costó un poco mas ya que Ale corría con ventaja debido a que había ido el año anterior y conocía que señuelos y técnicas usar para pescarlos. No se puede describir con que fuerza e intensidad atacan los señuelos, no conozco un pez en Argentina que sea tan enérgico en el ataque como el Tucunare, es impresionante el ataque que tienen, con decir que si no tenés la caña bien agarrada te la sacaban de las manos o como paso, te hacían explotar el multi de 60lbs por no tener el freno regulado, algo muy pero muy espectacular este tipo de pesca.
Solo fuimos en busca del Tucunare y lo encontramos, no fue fácil este año pero lo pescamos, no hubo una sola de las 5 lanchas y de un total de 10 pescadores que no hubieran tenido un trofeo mínimamente de 8kg para arriba, había de todo. Resulta difícil describir dia por dia la pesca que hicimos, se salía a las 6 de la mañana y se regresaba a las 18hs, comías algo y a las 21hs estabas durmiendo. La pesca era si o si con devolución, no se podía dañar a ningún pescado bajo ninguna circunstancia, si el pez pesaba – mas o menos – mas de 5kg se filmaba la pesca, se lo subía a la lancha, se sacaban fotos y se lo devolvía super rapido, sino se habían sacado bien las fotos se lo tenía sumergido y después se subía para sacar las fotos para devolverlo a la brevedad, quedaba la filmación de testigo.
Si pesaba mas de 10 u 11kg lo pesábamos para ver si era un trofeo pero la consigna era tampoco pesarlos para que no se desprendan todos sus órganos, y ni hablar de tocar su agallas. Una pesca super pero super deportiva. Los aborígenes son los únicos que están autorizados y que te pueden dar la autorización para transitar el Río Mataven ya que el gobierno le otorga ese río para que ellos lo exploten. Cabe destacar la importancia que le dan a este río y a su fauna, no matan a los Tucunares, si matan alguno son los pequeños que pesan mas o menos 1kg, a los grandes ni los tocan ya que son los reproductores. Una comunidad aborigen responsable y comprometida con el medio ambiente.
En cada salida te acompañaba un motorista aborigen y un ayudante que era para ayudarte a manipular el pez o para ayudar al motorista sino tenían muchos conocimientos, ¿el campamento? en medio de la selva, literalmente como lo digo pero con todas las comodidades, una carpa por persona con un colchón de una plaza doble, ropa de cama blanca, toallon y jabón, la ropa de cama y la de baño era cambiada todos los dias, las carpas aspiradas todos los dias, contaban con un ventilador portátil, una luz interna portatil, una zapatilla para cargar baterias celular…. lo que se te ocurra y un motor eléctrico para inflar el colchón. Comidas todos los dias teniamos arroz, arepas, plátanos fritos y churrasquito de pollo, carne o cerdo… se comía muy bien, abundante y con muchas calorías; para beber teníamos speed, gatorade, agua mineral, jugos naturales, botellas y jugos en cajas individuales, cerveza… uno pedia y elegia, le traían lo que queria y las veces que uno quería.
Las chicas de la cocina cocinaban como diosas, además todos los dias dejabas la ropa en un canasto y ellas la lavaban, tenias obviamente un comedor diario y baños químicos, un generador que satisfacía todas las necesidades del campamento y una ducha. Difícil pero muy difícil contar toda esta experiencia, lo que se puede decir es que no queda nada de nada librado al azar, está todo pero todo sumamente organizado, desde que salimos de Ezeiza hasta que volves, los aborígenes son sumamente sociables y siempre están a disposición para darte cualquier tipo de ayuda, así como los organizadores.
Una experiencia única e incomparable, ¿que puedo decir del grupo que me acompañó? Una maravilla!!! 4 Señores Uruguayos y el resto todos Argentinos: Pancho, Rafa, Pablo, Roberto son los amigos uruguayos, unos pingazos, Ruben “ Pelo “ de Rancho Pelo Largo, Javi, Ale, Julian, Richard y Raul los argentinos; Cristian Vanegas: el organizador de esta locura. Todos pero todos unas excelentes personas y que nunca pero nunca dudan darte una mano en lo que necesites, sus conocimientos o consejos, todos pero todos. Pescadores que se bancaron todos, pero todos los dias, sin chistar que los despertara a 4:45 de la mañana, en medio de la selva, con un grito que decía: “ Vamos Grupo!!!!! “
No puedo de dejar de agradecer eternamente a mi hermano Alejandro Daniel, que sin él no habría podido lograr esta salida, a Cristian Vanegas por estar en todo siempre y a Ruben “Pelo” de Rancho Pelo Largo, Ruben Teodoro Casares por acompañarnos y no dejar tampoco nada librado al azar.
Subo fotos que seguro que es lo que mas nos interesa, las mismas hablan por sí solas de esta aventura. Gracias Raul por este excelente informe y compartirlo con nosotros!





