El nivel es el más bajo en años y sin lluvias a la vista harán que el cauce siga disminuyendo en las próximas semanas..
Las postales dan cuenta de lo inusual del fenómeno. Donde antes había agua, ahora hay barro y residuos. Las lanchas ubicadas en las guarderías náuticas están encalladas sobre la tierra. Y las pasarelas metálicas flotan sobre el aire, sin río a la vista. La bajante del Paraná cambió la fisonomía de la costa de Rosario.
El nivel del río sigue bajando, lo que preocupa a las autoridades locales. Hay bancos de arena que no se alcanzan a detectar a simple vista, incrementando la posibilidad de accidentes. “Si se navega con una lancha o barco pequeño cerca de la costa, o en el algún lugar donde se desconozca la profundidad, pueden aflorar estos bancos y pueden ocasionar un serio accidente. Lo primero que debe hacer el navegante deportivo, si no conoce bien la zona, es desplazarse a muy baja velocidad“, alertó el jefe de la delegación de Prefectura Naval, Fernando Santucci.
La bajante está vinculada a “cuestiones climáticas”, según los especialistas. La falta de lluvias en las cuencas altas provoca en descenso diario del río. Este Martes llegó a 1,92 metro, 15 centímetros menos que el fin de semana (2,07 metros).
El titular de Defensa Civil de Rosario, Raúl Rainone, detalló que la merma es de más de dos metros después que empezó este fenómeno. El Instituto Nacional del Agua (INA) adelantó que el agua va a seguir bajando. No hay perspectivas de lluvia, por lo que el río va a permanecer con poca altura durante varias semanas.
De todas forma, la situación está lejos de ser crítica como en 2009, cuando apenas se superó el metro de altura. “El panorama es bastante complejo. Esta es una bajante extraordinaria. Si bien estos no son los registros más extremos, pero desde luego no es habitual esta altura del agua en esta zona“, explicó Santucci.
De acuerdo con Lisandro Maronna esta situación genera “incomodidad” y complicaciones, tanto para quienes navegan con lanchas y veleros como para las guarderías y clubes. “Se encuentran con que tienen que hacer un trabajo de bragado porque chocan con el barro. Las bragas son máquinas que socavan el fondo del río”, detalló y resaltó que se convierte en un problema cuando hay tosca, es decir piedras, porque puede averiarse la hélice o rompedor. En este sentido, agregó que este proceso chupa el barro y lo tira en una cañería para que el fondo quede más profundo.
“Este refulado tiene que tener autorización de prefectura, porque no estamos sacando de un lugar pero haciendo playo otro, lo que no corresponde”. Por otra parte, destacó que al no ser regular el fondo pueden provocarse rupturas en las embarcaciones o accidentes. “Las personas a bordo puede salir catapultadas porque no hay cinturón. Se pueden golpear y es algo serio”, añadió. Recomendó que la velocidad y la distancia con la orilla deben ser prudencial. Ante “estas variantes extremas que ensaya la naturaleza, como bajantes o crecientes, hay que extremar las medidas de precaución”. “No hay que tener miedo, sino respeto”, sostuvo y aconsejó no navegar solo, realizar cursos para evitar riesgos y aprovechar este parate para hacer revisiones y reparaciones en las unidades.
Desde Aguas Santafesinas, la firma que presta el servicio de agua potable, aclararon que “no hay ninguna razón” para aventurar complicaciones en el suministro. “La mínima histórica y para generar complicaciones tiene que estar muy por debajo del metro. Una posibilidad que hoy está muy lejana. La previsión es que bajaría 10 centímetros y comenzaría lentamente a subir“, señaló el gerente de comunicación Guillermo Lanfranco.
Fuente: Clarin – Fotos: Juan José García
