Y si amigos.. van a ver muchas fotos y videos, no es para menos la pesca realizada ayer en San Pedro que superó nuestras expectativas…
Tanto él como nuestro amigo Fernando Rodriguez nos insistían que había que ir y hacer punta. Arriesgado quizás, con las heladas que cayeron los días previos, pero el que no arriesga no gana dicen, así que completamos el equipo con grandes pescadores y referentes del bait como con Hernán Bragagnolo (Fishing Stock) y Julio Pegasano y allá fuimos.
Si bien muchos años en Agosto ya se puede disfrutar de esta especie, como nos contaba el Guía Pedro Prats nunca pensamos que fuera con las características y esplendor que terminó siendo. El Paraná está muy bajo, eso ya lo sabemos, repercute en todos los canales, arroyos y lagunas que se forman en base a las crecidas, es el refugio ideal de esta especie. Así que nos pusimos en campaña y el día Miércoles 22 fue el elegido.
Arrancamos la jornada con bastante frio y viento Noroeste que amenazaba llegar a los 45/ 50 km (todas en contra pero por suerte no fue así). Si bien soplo casi todo el día no llegó a tanto. Arrancamos el viaje ya en el trucker del guía, luego de navegar cerca de 45 minutos llegamos a primer lugar elegido por pedro. Bajamos de la embarcación y a los 5 minutos ya picaba la primera, tímida y media aletargada, comiendo cerca del fondo un Hunchback verde medio amarillón con paleta en poca profundidad, en las salidas de las casi secas mini lagunas.
Fueron pocas ahí, unas 5 o 6. En los señuelo se empezó a ver que el verde predominaba en los colores y el Flap Jack de strike Pro también. Inútil fue intentar cambiarlos a lo largo del día ya que si bien algún mustang Minnow lograban respuesta era mucha la diferencia con los otros. Llamativo que ranas, gomas, cucharas y otras infalibles fracasen rotundamente. Otros que si se acercaron fueron el de strike, aquamax “vibe” (celeste y negro) o algún baitfish de la misma marca, atigrado en verde oscuro, Rat l Trap con ojito, modelos siempre de profundidad.
La jornada se fue sucediendo durante el día buscando salidas de agua y distintos puntos marcados por Pedro, tarariras de tamaños varios donde por momentos predominaban demasiado las chiquitas, ahí es donde elegíamos movernos. Cada tanto lográbamos tentar alguna de las grandes y la explosión en el agua inmediatamente marcaba la diferencia, como que salían de su “entierro” para atacar con furia y decididamente.
Hacia el final de la jornada dimos con un lugar que no parecía pero se transformó en el lugar donde eran todas grandes, cada tanto una chiquita o mediana. Y acá si pudimos apreciar toda la potencia de las tarus de San Pedro, que luego de 4 o 5 clavadas juntas obligaban a descansar dos minutos, antes de emprender nuevos lances. Resultado: casi 50 tarariras por pescador, todas sin excepción devueltas al agua con el mínimo daño posible, para poder seguir disfrutando de esta tan voraz y cazadora especie
Gentileza de Maxi Zorzoli de Guía de Pesca
