Si tenemos que hablar de terapias, seguramente hay muchas y cada uno de nosotros elegimos la que más nos convenga. La mía… pasa por una línea de pesca que tiene tres boyas y se desplaza a la deriva en forma de garete buscando algún pejerrey. Realmente estar flotando sobre el agua y mantener la vista firme y constante sobre las boyas, hace para mí, una verdadera relajación y mi cabeza encuentra una paz que por varios días la conservo.
Desde el jueves que venía relojeando el pronóstico y notaba que para este lunes se daba una tendencia importante como para hacer la primer salida al peje. Los vientos del Sur y SE sostenidos se iban a dar el sábado y domingo, me hacían suponer que podía entrar pescado a nuestro estuario y eso era una condición más que favorable.
El lunes y bien tempranito, pasé a buscar las mojarras por lo de mi amigo que tiene la casa de pesca en Flores y de ahí salí derechito para la guardería. Imprevistamente y en el camino me llega al celular la notificación de que mi compañero se bajaba de la partida, lamentablemente, un imprevisto lo alejaba de la tan ansiada salida, así que, evaluando la situación me dije: “tengo las mojarras, estoy a mitad de camino y si pego la vuelta es para llegar al taller y ponerme a trabajar”…
Apuesto a que en un 95% de Uds. habrían tomado la misma decisión… sin titubearlo, seguí firmemente mi camino y para las 7:30 ya tenía todo preparado y mí querida Excalibur estaba lista para zarpar.
La mañana sobre el río Luján se presentaba plomiza y amenazante, antes de llegar a la desembocadura con el Río de la Plata, comenzó a caer una llovizna tan intensa que me obligó a buscar un reparo en el arroyo Ballenas. Ante esta situación, plácidamente armé la toldilla y debajo de ella, disfruté de una llovizna tan intensa que mojaba todo. Una humeante taza de café con un delicioso alfajor marplatense terminaban de decorar un momento único e irrepetible por la que se pueda pasar.
Para las 9.30 am la condición meteorológica iba calmando, así que nuevamente, salí al río Luján y puse proa hacia la desembocadura con el riopla… Mal recibimiento me dio mi querido Río, un pronunciado viento del sector Este se hacía notar como para que mi navegación fuera áspera y sobresaltada. Mi idea era navegar hacia el Sur, más precisamente por la zona del Sofía, pero uno propone y la naturaleza dispone. Yo calculo que la intensidad del viento debe haber tocado los 20/22 nudos, la marejada venía bien de frente y no había forma de encontrar alguna opción.
No tuve otra alternativa y me conformé con llegar hasta la boya 30.5 del Emilio Mitre, no lo pasé, porque era de suponer que si de este lado estaba así, no me quería imaginar como debería estar del otro lado, así que detuve el motor, maniobras de rigor, anclas de capa, cebador con aceite de pescado, armado de caña, línea, anzuelos, mojarras y por último, con esa cuota de optimismo y de esperanza que a “todo” pescador nunca le falta, lancé la línea al agua y partió el primer garete de este año…
Al menos… la mañana estuvo entretenida, unos cuantos patycitos iba levantando con la línea de pejerrey. No era el pescado que vine a buscar, pero al menos, me mantenían en un estado de alerta y no me aburría. Alguna que otra anchoíta y doradillo también se hicieron presentes… pero lejos estuvieron de darme la tremenda sorpresa que tuve sobre mi línea de pejerrey. Un atrevidísimo patucho de unos cuantos kilitos, se prendió de la primer boya y realmente fue un suplicio poderlo sacar con la caña de pejerrey… Por momentos sentí que la caña no iba a aguantar, pero gracias a Dios tuve un final feliz.
La jornada iba pasando y el peje no aparecía, el viento del Este me tiraba desde la boya 30.5 hasta el canal costero y producto de esto, tuve que remontar tres veces el garete que venía haciendo, peeeero el que busca encuentra, dice el refrán, y pasadito el mediodía se mostró y al menos para mí, levanté el primer peje 2016.
Pasaditas las 16 hs., el río se puso inmejorable, un suave viento Sur se hacía presente y la verdad, disfruté mucho de los últimos momentos antes de emprender mi regreso. Mientras timoneaba en mi retorno, pensaba que los 4 pejes que salieron fueron netamente satisfactorios, tomando en cuenta muchas de las condiciones actuales por la que está el Río.
Por un lado y para mi placer, los molestos camalotes no estuvieron presentes, el Río estaba en una condición muy navegable y la línea de pejerrey se la pudo manejar bien logrando una pesca placentera. El agua está espectacular, limpia y cristalina, en los 8 años que estoy en el río, nunca lo vi con esta condición para esta época.
Tenemos una contra, la temperatura del agua está en los 21/22 grados y para mi gusto, tendría que decender a 16/17 grados como para empezar más ó menos la pesca normal del pejerrey. Lo favorable, es que si salieron 4 pejes, acá, cerquita sin la necesidad de ir tanto hacia el Sur, puede ser que tengamos suerte y este año los encontremos más cerca y sin la necesidad de tenerlos que ir a buscar tan lejos.
Sin más para contarles, me despido de Uds. y seguramente nos estaremos viendo en otro momento.
Les dejo un abrazo a todos y hasta la próxima, Gerardo de Gyg
Equipo usado :
- Caña de para pejerrey de 4,5
- Multifilamento Power Pro de 15 lbs.
- Reel Rotativo Daiwa AID
- Boyas Criterio 19/1 Ø30
- Línea Madre de Nylon 0.50
- Anzuelos Eagle Claw Nº 2 en brazoladas de 20 cm. de 0.30
- Carnada usada: mojarras vivas.





