La llamada de Dany me hizo poner muy contento ya que me imaginaba lo que se venía, al comenzar la charla confirmó mi alegría, el grupo SEP quería ir a pescar a San Pedro las grandes taruchas que estamos sacando. Lo que fue terminante es que tendrían que ir los 6 que ya estaban confirmados, un poco mucho para la lancha ya que aparte de ellos había que contar a Catuna y quien les habla pero mientras hablaba miré el windgurú y daba casi nada de viento así que les confirmé…
El Sábado 17 de septiembre a las 5 horas salió la caravana para San Pedro con la camioneta de Fernando Viscomi y, por otro lado, la de Chiquito Ch. El viaje formó parte del folklore de la pesca por las cargadas, las paradas a desayunar, a comprar el pan y la llegada a el náutico. En ningún momento dejamos de reír escuchando las anécdotas de Mario Viscomi, el gurú de la pesca y fundador del grupo SEP del cual tengo el honor de pertenecer.
Ya al llegar al náutico la lancha estaba en el agua y lista para cargar las cosas así que enseguida partimos por el riacho San Pedro en dirección al Paraná. Cruzamos en gran río en dirección al complejo de islas Lechiguanas y la ansiedad por llegar nos volvía locos a todos. Divisamos el lugar elegido y los chicos ya tenían cosas en la mano para bajar. Hermoso grupo que a pesar de las cargadas y risas colaboraba ayudando en todo, entre ellos y a nosotros.
Armamos el campamento y la ansiedad pudo mas, el primero que armó salió disparado casi al lado de la lancha y sin caminar a efectuar un lance que por supuesto terminó con una tarucha clavada. Debo aclarar que es muy fácil trabajar con estos muchachos a los que no hay que decirles ni indicarles nada ya que son eximios pescadores, sabían todos los secretos de la pesca con señuelos por lo que uno se puede dedicar a pescar con ellos que fue lo que hice lo mas pronto posible.
Mientras tanto Mario Viscomi, con la ayuda de nosotros, comenzaba a preparar su lugar de pesca con su silla al lado de un tronco cortado apoyando sus pinzas en el y prendiendo su primer puro. Yo me quedé al lado para ver si era necesario que lo ayude pero el gran pescador me demostró enseguida que se podía arreglar solo y vaya si podía cuando en el 1º tiro clavó una gran pieza y la sacó en un trámite corto. Enseguida pidió a Fernando que le arme un equipo de ultra ligth. El experto pescador se había dado cuenta que la pesca iba a ser fácil y quería disfrutarla como se debe. Mientras tanto los otros muchachos se diseminaban en el pequeño arroyo y sacaban sendas piezas una tras otra.
Luego que estaban ubicados dí una recorrida para ver si todos tenían pique pero fue en vano ya que ninguno paraba de sacar. Los señuelos utilizados a la mañana fueron de media agua ya que el agua estaba fría pero mi ilusión era que a la tarde, cuando el agua calentara se activaran las tarus y comenzaran a picar a flote. Con el correr de la mañana se comenzaron a activar mas haciendo que tengamos tripletes y a veces cuatripletes por la zona lo que hizo que no podamos sacar fotos con todos ya que cada uno tenía una tararira enganchada.
A las 13 hs. “sonó el clarín” y Catuna Enriquez avisaba que ya tenía listo el asado, ahí ví como pescadores expertos y de muchas batallas se transforman en chicos ansiosos ya que ninguno quería dejar de pescar y todos decíamos esa frase que creo muchos dicen: – “La última y voy”. Es increíble como nos gusta la pesca, hay gente que ha pescado en todas partes del País, ha recorrido el Caribe, el Amazonas, guías de pesca ya que Dany Dany es uno de los mejores en el Río de la Plata e inclusive yo que salgo a pescar casi todos los días, tengamos esa ansiedad tan linda que no para nunca que es el termómetro de un fanatismo indescriptible a los ojos de la gente común.
Allá salimos caminando los 50 metros que nos separaban del asado, ya la mesa estaba puesta y el asado a punto de pasarse pero enseguida aprontamos todo y nos sentamos a comer sin dejar de contar cada uno las experiencias vividas a la mañana con la misma ansiedad que cuando llegamos. El asado quedará para el recuerdo por lo rico que salió hecho por el gran Catuna Enriquez que también ofició de mozo sin permitir que ninguno se pare y dando los gustos de lo que querían a todos entre risas y fotos.
Yo creo que comimos mas rápido que de costumbre porque mirábamos el arroyo y parecía que las tarariras nos llamaran para seguirlas pescando, solo esperábamos que el 1º se pare para seguirlo. Así fue que con el primer que amagó, los otros lo siguieron y fueron a sus lugares anteriores y comenzó el festival otra vez pero más seguido todavía, comenzó el desmadre. Comenzamos a probar con todo lo que teníamos en las cajas, hasta señuelos que no habíamos usado nunca. Tanto era lo que picaban que hasta señuelos para dorado utilizamos por su tamaño y era predecible que lo tomaran también ya que cada vez salían mas grandes.
A eso de las 15 hs. ya el agua se había calentado e imaginé que podían tomar de flote así que puse un señuelito de mi creación llamado “taranga” que nunca falla cuando la pesca está de flote. Habrá recorrido un metro, tuve un ataque, otro hasta que clavé y saqué la 1º a flote. Enseguida los muchachos al darse cuenta comenzaron a proba. Les ofrecí el señuelo y Fernando comenzó a clavar una tras otra, los demás lo siguieron. Yo por dentro pensaba como iba a hacer para convencerlos a todos de irnos ya que cada vez picaban mas seguido y mas grandes. Sacamos varias llegando a los 4 kilos con una que sacó Mario Viscomi que era una bestia.
Hubo señuelos partidos por la mitad, desechos por las mordidas, cosas que el pescador común le cuesta creer si no las vive. Pero lo que mejor anduvo fueron “las gomas” con una cuchara giratoria adosada. Deliberadamente se destruían en 3 o 4 piques, pero que lindo es que los señuelos queden así de tanto pescar. Llegó un momento que yo había puesto un ratón nuevito con una cuchara adelante y terminó como una bola amorfa toda mal enganchada y seguían picando hasta que en un pique boló la goma y quedé con la cuchara sola.
Teníamos una hora de navegación para la vuelta y había que desarmar el campamento así que a las 17,30 hs comencé a avisar y a las 18 hs partimos rumbo a puerto. Eso también lo disfrutamos a pleno ya que íbamos mirando el paisaje y comiendo una picada, no faltaron las cargadas y risas de un día espectacular entre amigos y con una pesca que como dijo mi amigo Fernando Viscomi fue una pesca de esas que te cuentan de chico los mayores y que a veces parece increíble pero esta vez se dió. Fueron mas de 100 piezas por persona e infinidad de ataque que por supuesto no contamos, llegó un momento que hasta sacudían la caña en el agua cuando una pieza no era para la foto así no perdíamos tiempo en desprenderla.
Esta vez, como yo a la ida, Catuna Enriquez ofició de conductor poniendo la lancha a toda velocidad en un Paraná que nos regalaba su calma y sus paisajes hermosos, saludando a las otras lanchas de isleros a su paso. Es que estábamos muy contentos con el día que habíamos pasado y la pesca realizada, juntándonos varios integrantes del grupo SEP y acordándonos con pena de los que no pudieron venir y como siempre pasa, prometiendo volver cuanto antes a disfrutar de una pesca entre amigos que hablan el mismo idioma, el de la pesca deportiva y con devolución, dando las gracias a nuestro gran contrincante LA TARARIRA con la libertad a su medio y agradeciendo su gran pelea.
La llegada a puerto fue hermosa entre risas y fotos entre nosotros y agradeciendo a Catuna y a mí, tanto que la gente que estaba en el embarcadero se acercaba para ver los festejos y fotos y preguntaba el motivo de nuestra alegría. Es que como yo siempre digo los grupos me confía lo mas sagrado que tienen que son sus amigos, los que habla el mismo idioma, el de “LA PESCA DEPORTIVA” y yo nunca los voy a defraudar ya que me siento parte de ellos.
Gentileza de Eduardo Sagasta