Cuando las gotas de lluvia comenzaron a empapar el parabrisas de la camioneta confirmamos que no iba a ser un día fácil, ya que además del clima, íbamos en busca de un pejerrey que siempre, por su característica, fue esquivo; y si a eso le sumamos que está en pleno desove, más el viento que con sus ráfagas hacía de las suyas, la historia no pintaba bien…
De hecho no fue lo que podríamos llamar una gran pesca, porque si bien se lograron bastantes capturas, no llegamos a completar la cuota. La premisa que sí se mantuvo fue la calidad de los ejemplares: todos superiores a los 40 centímetros, muy fuertes, potentes y ofreciendo un combate excelente.
Salimos embarcados del Club de Pesca y rumbeamos hacia los juncos de la izquierda, zona en la que se venían logrando algunos resultados, de hecho allí salió el primer pejerrey, eso fue todo lo que pudimos conseguir. El viento soplaba cada vez más fuerte y resultó vital cruzarse toda la laguna para buscar el reparo de la sierra. Siempre cerca de la costa, las capturas se fueron dando de forma paulatina, espaciadas, sin efusividad.
Se probaron cuatro aparejos diferentes a lo largo de la jornada: 3 boyitas de flote con brazoladas largas (la más divertida y la que más rindió), tipo paternóster, chiripá tradicional y chiripá de flote con puntero. Todas tuvieron resultados positivos, la única carnada que utilizamos fue mojarra viva.
Un poco por impericia propia y otro poco por la característica de esta especie en este hermoso lugar, erramos muchísimo piques. Está comiendo muy mal, muchos ni siquiera se engancharon y otros se soltaron mientras intentábamos traerlos, y aunque dejamos que la boya chiripá no sólo se parase, sino que además se hunda por completo, muchos pejerreyes lograron escapar. La paciencia resultará vital para aquellos que visiten esta laguna.
En líneas generales una buena pesca, a juzgar más por el contexto actual que por la previa, hubo mejores resultados. Aún así nos dimos el lujo de tener varios ejemplares en un entorno que – sin ánimo de equivocarnos – conforma uno de los paisajes más lindos y vistosos del país.
Gentileza de Diego Fernández y Francisco Ackermann