El spinning más común que practicamos es de flote o media agua, son pocas las veces que buscamos las tarariras con señuelos de profundidad porque en plena temporada generalmente se encuentran cazando en zonas medias bajas. Por otra parte los señuelos que bajan están provistos de grandes paletas que los hace un poco molestos de lanzar, es por esto que los utilizamos generalmente en modalidad trolling. También sucede que las lagunas de arroyos son vulnerables con las precipitaciones, tanto si son muchas como si son pocas. Por ello un mismo ámbito puede darnos en una sola temporada muchos escenarios de pesca y los señuelos que anduvieron una jornada no necesariamente van a dar resultados similares en otras.
En lagunas que promedian los tres o cuatro metros (en lo más profundo) y con la temporada a pleno pescamos bien con señuelos de media agua o superficie. Las tarariras que se encuentran en los pozos más hondos no tienen problema en subir y atacar los artificiales pero cuando los arroyos están muy por debajo de su nivel normal los cazadores reservan energías por la falta de oxígeno y resulta más efectivo pasarle los señuelos lo más cerca posible. Algo así nos pasó los primeros días de marzo cuando nos arrimamos al centro del país en busca de más aventuras tornasoladas.
Comenzamos todos haciendo spinning con señuelos muy diferentes, mortal fish, globitos y crankbaits de media agua. Era media mañana y la laguna prometía mucho por lo que no demoramos en cambiar de señuelos. Las clásicas mortal fish daban piques y algunas piezas pero chicas. Colocamos un señuelo muy efectivo en jornadas anteriores en esa misma laguna y rápidamente tuvimos respuestas pero no lo tomaban con ganas y se nos iban sin poder levantarlas.
Continuamos avanzando y cambiando señuelos hasta que Ricardo se coloca en una rinconada de sarandíes pequeña. Sin mucho lugar para tirar en diferentes direcciones, con un señuelo que baja dos metros (de tonos amarillo atigrado) logra tres tarariras; la tercera de muy buen porte. La verdad que el amigo comenzó una temporada muy buena en arroyos que no prometían mucho y continuó pescando bien en casi todos los lugares que visitamos.
Con ese dato cambio por un globito de colores similares y con el fino multifilamento que estaba utilizando logro hacer que baje esos dos metros. No pasaron cinco minutos cuando algo toma bruscamente mi artificial y sale con una velocidad tremenda arroyo arriba! Creí que era un bagre porque tampoco cabeceaba mucho. Pero luego de un instante notamos que estaba peleando con una linda tornasol. Linda por la pelea que dio, rondaba los dos kilos como casi todas las más lindas que pescamos ese día. Luego charlando con los compañeros concluimos que la corrida lateral tan grande que pegó fue porque picó sobre un banco de tosca que hay en el centro de la laguna y no podía profundizar como lo hacen generalmente.
Continuamos recorriendo la laguna y de a poco todos fueron cobrando sus piezas de mediano porte pero muy peladoras por lo que se disfrutó mucho. Marcelo logró ese pique firme utilizando un señuelo chino de paleta grande en el que predomina el color amarillo. Nicolás también logra muchos piques con un globo americano amarillo fluorescente solo que muchos piques no los pudo concretar porque las tarariras lo mordían y largaban rápidamente.
En mi caso para poder bajar un poco más que con el globito coloqué un kingdom master 2 que baja fácilmente tres metros y más, me dio muchos piques y varias piezas. También de color amarillo que sorprendentemente rindió todo el día. Digo sorprendentemente porque estos colores nos han dado buena pesca por la mañana y a última hora del día pero en días soleados y en horas del medio día generalmente prefieren los plateados o azules.
Esto es lo lindo de la pesca con artificiales, cada jornada tiene sus particularidades y hay que aprender a leer lo que las tarariras están haciendo bajo el agua.
Con compañeros que disfrutan (además de pescar ellos) que pesque el resto del grupo da gusto salir. Cada pique pasamos el dato: Ésta agarró tal señuelo en tal lado y de tal manera. Así llegamos a los señuelos más efectivos para la jornada y a la mejor manera de buscarlas y por ello todos logramos levantar ese día unas diez tarariras y pelamos con unas veinte más que nos ganaron la batalla.
A última hora, en la zona más profunda de la laguna, nos paramos todos en puestos fijos y tirando en diferentes direcciones pescamos muchas y muchas más se nos fueron. Así cerramos una jornada de spinning profundo muy linda y particular ya que no se nos da muchas veces en la temporada y tiene su encanto.
Parados o sentados en el mismo lugar pasamos esa última hora para recuperar energía sobre todo en nuestras piernas para la caminata en penumbras de unos tres kilómetros que debíamos hacer para llegar al auto.
GENTILEZA DE: Miguel Tripani – Revista Uruguay Aventura
