Decidimos elegir, entre varios destinos, el Río de la Plata con nuestro guía Hernan Dussaut que ya habíamos metido el año pasado un notón terrible de los patyes gigantes..
Debo reconocer que me había quedado con ganas de darle una revancha a estos valeros gigante del Río de la Plata. Tras deliberar bastante con los muchachos del grupo: Victor y Juan, le propongo a nuestro guía ir tras los patyes ya que todos estaban en la apertura de pesca de pejerreyes y nadie los estaba pescando. Generalmente con los fríos se aletargan aun que, por experiencia personal, en esta época se dan los mas grandes. Ese era el desafío!
Llegando a la fecha programada daban lluvias, fríos vientos y hasta tormenta eléctrica que retrasaría nuestra salida unos 10 días. Terrible noticia!. A tan solo 3 días de la salida el Viernes decían que iba a ser una jornada sin lluvia. Automáticamente hablamos con nuestro guía y él mismo asintió a salir sabiendo que iba a ser un día movidito por los vientos y condiciones que venían días anteriores (sudestadas).
Ya concientizados de eso, estábamos mas que listos y preparados para darle batalla sin rendirnos tan fácilmente!. Como de costumbre las condiciones ya no nos limitan, siempre siendo conscientes y priorizando nuestra vida, somos “SOLDADOS DE LOS RIOS “y una simple lluvia no nos iba a dejar sin esta oportunidad única. Llegamos a la guardería a eso de las 6:30 am los 3 juntos: Pocho Cai, Juan Carlos Decastelli y quien les escribe; el cuarto integrante de nuestro grupo seria nuestro amigo y guía Hernan Dussaut.
Partimos de la guardería a las 7 e la mañana, con vientos bastante fuertes, para ir a las costas Uruguayas así que partimos directo en busca de los valeros grises gigantes. Con unos mates de por medio nos pusimos al día, risas.. anécdotas y llegamos la zona “patysera”. Tras algunas corridas de linea, vueltas a la lancha y clavadas herradas ahí estaban, después de un par de pasadas empezaron a salir esos terribles patyes.
Nuestro compañero Victor saca un hermoso ejemplar con una terrible mordida de dorado en la cola; las debidas fotos y al agua el gigante como corresponde. Ser insistente tiene su premio. Lograda la terrible osadía de sacar gigantes en plena época del pejerrey (que no es poco decir ya que nadie los pesca en esta época) decidimos emprender viaje en busca de nuestra segunda meta: los flecha del plata! Cabe destacar que los conocimientos del guía y prestar atención a cada consejo son fundamentales en estos casos. Ellos son los que viven y trabajan para hacernos disfrutar la jornada, siempre nos llevan a las mejores zonas de pesca. Son los que te enseñan trucos que marcan la diferencia a la hora de pescar estas bestias. Un excelente guía que sabe leer los ríos y vientos marcan la diferencia, sin dejar de lado la seguridad de la tripulación.
Llegamos a la primer zona y la actividad era de pejes chicos por lo que no tardamos en movernos unos 15 minutos mas de navegación, cada vez mas cerca de las costas Uruguayas, hasta que llegamos a una zona donde tras clavar dos al hilo empezamos a clavar uno tras otro. Los medianos no se veían. Unos pejes terribles, mas que matungos eran pejes de entre 800 / 900 gr; terribles morrudos que hundían las boyas. Se nos hacía difícil traerlos sin que cortaran para todos lados agua. Se imponía la fuerza y lo luchadores que eran.
En varias ocasiones haciéndonos dudar si eran pejerreyes o patycitos. También dieron la nota algunos dientudos grandes. Tras cumplidas las dos metas y unos cuantos pejerreyes arriba de la lancha estábamos mas que satisfechos. Volvimos rápido a la guardería tras hora y media de viaje, con un pescón mas que memorable y respetable. Un nuevo desafío cumplido, el que insiste tiene premio.
Hasta la próxima nota de “SOLDADOS DE LOS RIOS”, que créanme va a dar que hablar otra vez.. !!!
Gentileza de Tino Fisherman
