El Viernes pasado a las 5 de la mañana, después de un largo tiempo sin pescar junto a mi hermano del río, estábamos cargando todo el arsenal y provisiones para comenzar un largo viaje aguas arriba…
La idea era ir descubriendo nuevos lugares sin miedo a perderme, sin gps, ni preguntarle a nadie. Así es como aprendí el camino, después de una año, desde el segundo puente Zarate Brazo Largo a la altura de Ramallo recorriendo los ríos Parana las Palmas, Río Guazu, Río Gualeguay, Río Ibicuy y Río Pavon. Así me encontré con la vida misma, descubrí otra faceta de la pesca que es encontrar un lugar y sacar un pez, algo tan simple y tan complejo que solos pocos entienden.
Al navegar e ir conociendo el río todos los días hace que siempre se aprende algo nuevo, por eso es una pasión hermosa. Hoy, junto a Mabel, comenzó una etapa nueva de mi vida. Estoy tranquilo y feliz, me costo muchos años pero hoy en día puedo decir que sé el rumbo de mi vida. Amanecímos de la peor manera, con mucha lluvia y un pronóstico que no alentaba. Con tranquilidad y buena energía salimos hacia este hermoso pueblo llamado Ibicuy. Llegamos y, como siempre, en el complejo de las cabañas ya nos estaba esperando Mabel en el agua.
Llovía un poco pero decidimos salir igual ya que el río estaba planchado. La GUAYCURU prácticamente acariciaba el agua. Después de un muy largo viaje llegábamos al lugar esperado. El río estuvo unos días alto por la sudestada pero ya había empezado a bajar unos centímetros. Estaba en las condiciones que a mí más me gustan con todas las garzas esperando en las salidas de aguas hacia el río. Muchos sábalos y mojarras por todos lados re alterados por la tormenta que por 3 largas horas nos tuvo abajo de una lona por que si nos mojábamos la noche iba a ser muy difícil.
A la tardecita, cuando paro de llover, el viento comenzó a soplar fuerte. Nada más lindo que sentir el pique de un dorado anclado (encarnando con morenas el toro). Al llegar la noche, en el mismo lugar, empezamos a sacar unos paty muy grandes que daban una pelea inigualable. Estábamos sin linterna ni nada por el estilo, como a mi me gusta, solamente escuchando el ruido del multi y a la luz de la luna. Ahi mismo hicimos campamento.
Amaneció sin viento y despejado. Empezamos a bajar golpeando río abajo, siempre buscándolo en los palos hasta que logramos unas cuantas capturas de doraditos. El río estaba explotando de vida por todos lados. Navegando veo un arroyo que no conocía donde pudimos entrar caminando y fue algo increíble, nunca me pasó sacar tantas tarariras con señuelos y en superficie, fue increíble.
Después de pasar todo esta tremenda aventura y tan soñada, hoy pasaron 5 días, ya me quiero volver ! Simple – Vida – Pesca
Gentileza de Braian Segura