Los pescadores de caña a través de décadas de recorrer ríos, arroyos, lagunas, canales y mares, tenemos una anécdota que mencionar con respecto a la captura o vista de una especie por lo menos desconocida o de otras latitudes. Esto viene a cuento de la aparición de un pez llamado vulgarmente “pez aguja”, y que no tiene nada que ver su presencia en nuestras aguas abiertas, es decir en libertad, aunque sí en acuarios..
En ésta ocasión hemos podido observar a uno de ellos en el río Paraná, en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Su hábitat natural corresponde a la India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, Myanmar y Tailandia. La población tipo proviene del Ganges. Se adapta perfectamente en aguas salobres, por ello extraño de encontrarlo en aguas dulces.
De cuerpo alargado y fino, ambas mandíbulas son muy alargadas y miden el mismo tamaño, con forma de pico, la mandíbula inferior es móvil y la superior fija. Los ojos son grandes, y tienen las aletas dorsal y anal situadas muy atrás en el cuerpo, casi tocando con la aleta caudal. La aleta dorsal cuenta con 15-18 radios blandos y la aleta anal entre 16 y 18. Debido a su gran tamaño podemos observar los dientes de esta especie, algo realmente llamativo. Color base en el cuerpo verde, según la luz refleja un color u otro, con una línea lateral marrón casi negra. Los ojos vienen marcados de un color azul que varía en intensidad. Las aletas son transparentes con cierto tono azulado.
Los machos marcan en negro los bordes de sus aletas dorsal y anal. Además en el momento de la cría el macho se encorva y aparece una especie de joroba. La parte inferior de la boca se pone rojiza y el vientre dorado. Mide entre 30 y 35 centímetros de longitud.
La aparición de éstas especies foráneas en nuestras aguas, en libertad, alimentan nuestro espíritu por la pesca, cuanto más aún si al levantar el aparejo, alguna sorpresa podemos llevarnos y tener algo mas que contarles a nuestros amigos cañófilos.
Gentileza de Daniel Console de Diario Oral del Pescador
