Bien sabemos que el tiempo “no” acompaña para nada como para poder salir y hacer nuestra terapia de pesca, ó por viento… ó por lluvias… por muchos días de lluvias… jajaja… son verdaderos imponderantes como para postergar lo que más nos gusta hacer.
Ayer jueves, el pronóstico nos daba una tregua y si bien la tendencia no era un día “ideal” como para la pesca del pejerrey, si lo era para encontrar la excusa perfecta para rajarnos al río y dejar un poco atrás, todos estos días húmedos e inestables. Bien temprano, acordamos con mis amigos Juancho y Alfredo encontrarnos en la guardería y zarpar inmediatamente y emprender nuestra navegación hacia nuestra zona de pesca elegida.
Lamentablemente, una densa y espesa niebla nos retrasaba en la velocidad normal de navegación y esa condición nos obligaba a tomar las cosas con calma y tranquilidad, así que, a velocidad de maniobra, íbamos navegando plácidamente por el río Luján, mientras Alfredo cebaba unos excelentes mates acompañándolos con unas riquísimas facturas. Llegamos a nuestro destino como turcos en la neblina… jaja… pero cuando la pasión es grande, el alma empuja y las ganas son inmensas.
Nuestra zona elegida fue el Sofía y además de la niebla, que poco a poco se iba disipando, el día se presentaba con casi nada de viento, el agua limpia y con bastantes repollitos dispersos por toda la zona que por suerte, no molestaban demasiado a nuestras líneas. Con un río casi planchado, nuestros anzuelos tocaban el agua y no pasaban cinco a siete minutos y el pique ya estaba presente.
Muuuucho pescado, que obviamente y por ser los primeros de la temporada, son pejerreyes juveniles de 30 a 32 cm. que hacen una pesca dinámica y entretenida. Pero ojo… entre ellos… aparecen algunos pejes que rozan los 40 cm. La jornada estuvo muy entretenida, por momentos el río se planchaba y por momentos se levantaban suaves brisas, pero lo mejor llegó a eso de las 14 hs. cuando un sostenido vientito de sector SE de unos 5/7 nudos hizo que el día se transformara en espectacular.
Con un sol de espalda, disfrutamos de las innumerables corridas que se hacían sobre nuestras coloridas y brillantes boyas, regalándonos momentos únicos con una pesca intensa y sostenida. Desde esa hora hasta emprender nuestro regreso y sin temor a equivocarme, creo que marcamos una importante diferencia e hicimos un pescón.
Pienso y analizando que la pesca del día de ayer, da por conclusión, que se afirma el pejerrey en nuestro querido Río de la Plata, ojalá se mantenga y esperemos encontrar nuevamente en sus aguas, esos gigantes y majestuosos “matungos” que por tanto tiempo nos estuvo acostumbrado.
Sin más para contarles, me despido de Uds. y seguramente nos estaremos viendo en otro momento. Les dejo un abrazo a todos y será hasta la próxima salida…
Gentileza de Gerardo de Gyg