La idea para armar este informe fue testear el pique en nuestra ribera Porteña desafiando las bajas temperaturas y aprovechando el feriado del 9 de Julio…
Salimos aproximadamente a las 7 de la mañana y mientras recorríamos la avenida Rafael Obligado nos llevamos la grata sorpresa de descubrir la pasión de los pescadores capitalinos ya que muchos estaban con las cañas en el agua mientras se frotaban las manos y bailaban algún tipo de danza que les saque el frío. Para tener un buen punto donde probar el río, nos dirigimos a la Asociación Argentina de Pesca ubicada al final de la calle Viamonte, entre la terminal de Aliscafos y la Reserva Ecológica; un espacio con un montón de privilegios para sus socios quienes pueden disfrutar de excelentes instalaciones ubicadas dentro de un vergel en pleno micro centro.
Ahí mismo, a pesar de ser feriado, conseguimos diversas carnadas en un kiosco interno, nos llevamos filet de dientudo, gusanitos y la clásica lombriz para intentar la pesca de fondo. Fuimos recorriendo el extenso muelle mientras tratábamos de tomar temperatura con unos buenos mates, a la vez que hacíamos breves paradas en los refugios a donde grupitos de amigos hablaban del próximo campeón del mundo en Rusia y lo bajo que se encontraba el río, causa del escaso pique de esa mañana.
No nos desalentamos y después de recargar el termo nos ubicamos cerca del refugio 3, armamos nuestra caña de pejerrey, una línea de cuatro boyas pequeñas y rojas para verlas bien, brazoladas de unos 20 cm y anzuelos chicos. Fue absolutamente necesario usar una boya mandale con un pequeño plomito de 50 gramos para fijar el aparejo debido a que la corriente movía la línea generando enredos con nuestros amables vecinos, mientras tanto no dejábamos de prestar atención esperando alguna primera corrida de las boyas ya que el río crecía con un lindo viento del sudeste.
Con estas condiciones climáticas los habitúes nos recomendaron buscar el pique de flote sobre el remanso que se forma entre el muelle y los juncos de la costa, no sobre aguas abiertas. Así fue, tenían toda la razón, en ese sector se dieron las primeras capturas. Modestamente se dieron pocos piques de menudos pejerreyes que tomaron gusanitos y pequeñas mojarras no solo bien arriba si no también en algunas líneas paternóster, detalle que nos descoloco debido a que estábamos seguros que comían bien a flote y sin embargo se alimentaban también cerca del fondo.
Mientras el frío iba proporcionalmente en aumento a nuestro apetito notamos que la pesca de fondo durante la creciente daba bagres amarillos, porteños, paties y suculentas carpas que tomaban pasta; de la cual no pudimos obtener su receta exacta, porque cada pescador tiene la suya propia y nosotros estábamos en una breve visita para lograr que nos trasladen ese pequeño pero importante secreto.
Nos comentaron que con estas bajas temperaturas hay jornadas a donde se da muy bien la pesca de bogas, pero no fue justamente en la que estuvimos nosotros. Con una escasa cosecha decidimos cerrar la visita aproximadamente a las 14 cuando nos sentamos a almorzar en el calentito quincho del club contemplando con admiración a los aguerridos socios de Asociación que no abandonaban el muelle por nada. Por mi parte no dejo de agradecer a las autoridades de esta institución que nos permitieron hacer este relevamiento y disfrutar de las comodidades de este cuidado club de pesca de pesca acompañados del equipo del programa de tv Aventura en las Dos Orillas quienes tomaron unas imágenes excelentes.
Gentileza de Horacio Pascuariello de Cronica Pesca
