Pescar en este islote o saliente que está por encima del nivel del mar, mal llamada “Isla de la Tuna” por estar frente a dicho balneario, ha sido el sueño de todos los pescadores desde la primera vez que se arrimaron a las playas del este de Canelones y la veían desde la costa..
Decimos “mal llamada” porque su nombre original no era este, el cual se hizo oficial en el año 1993. No recordamos ni tampoco pudimos encontrar su nombre original en la web, por lo que sin más vuelta es y será por siempre Isla de la Tuna.
Como decía antes, todo pescador sueña con llegar hasta ahí, por lo que algunos compañeros de la revista se aventuraron a conocerla en pleno Junio aprovechando las buenas temperaturas del veranillo de San Juan. Los casi 2 km de distancia de la playa hacen que para acceder a ella en kayaks se tomen previsiones del caso. Ir con vientos nulos o casi nulos y no confiarse de un suave o moderado viento Norte porque es el que nos complicará el regreso a tierra firme.
Tomados esos datos, con los elementos de seguridad junto – al menos – un compañeros baquiano en el remo y conocedor del lugar, podemos ir tranquilamente a pasar una jornada en dicha isla. Así fue que Ariel, Gonzalo y Frank realizaron esta travesía con pesca en agua salada en la cual no pudimos acompañarlos, pues estábamos terminando de editar la revista en papel número 4.
La navegada fue muy tranquila y en poco más de 20 minutos desembarcaron como 3 orientales. Rápidamente notaron una masa diferente en el agua, era nada más ni nada menos que un interminable cardumen de pejerreyes. Con caña de pulso y boya cual mojarrero, con currica y de fondo, sacaron los pejerreyes que quisieron, tan solo con camarón de carnada. Recorrieron los casi 400 m que la isla tiene de longitud en busca de otra pesca, pero en todos lados habían pejerreyes, lo que no dejó de maravillarlos.
Una buena picada al mediodía y la pesca se prolongó un par de horas más. Al regreso, Frank y Gonzalo se fondearon a mitad de camino y lograron una variada interesante, las infaltables roncaderas, mochuelos, bureles, pescadillas y hasta alguna brótola. La jornada se resume como de éxito total, disfrutando a pleno del lugar, el clima, la pesca y la buena compañía.
Esta es otra aventurita de las cientos que se pueden realizar en nuestro país y una más de las que les acercamos en los 41 números publicados hasta el momento. Porque en Uruguay los 365 días del año hay un lugar donde ir a pescar, por eso Uruguay Aventura te va acercando cada mes una nueva opción para conocer y disfrutar de este pequeño gran país.
Gentileza de Miguel Tripani
