En una jornada que estaba mas para barriletes que para líneas, nos encontramos en Embalse de Río Tercero, a unos 89 km aproximadamente de Córdoba capital ..
Llegamos con un espejo de agua hermoso pero complicado por las condiciones del clima que nos tocó, ráfagas arriba de los 30 km, pero ya estaban las cañas armadas y volver no era una opción, esperar si… fue así que esperamos hasta que se calme como para entrar. Pasada las 12hs ya estábamos en la zona de pesca con todo listo para ver que nos daba el embalse, con el objetivo de llevarnos aunque sea una alegría.
Tuve la suerte de ir con unos grandes de la pesca, y digo grandes por la calidad de persona aparte de ser capos en la materia. Lanzamos las líneas de vuelo, lo que sería ideal, pero se levantaban por el viento. Si bien no rindió la usamos igual logrando algunas capturas. Debido a esto optamos por los balancines al barro, aproximadamente entre 10 y 20 cm, y equipos tallados a mano del amigo Aldo. Agradezco la voluntad del Abel en aguantarme, y el capitán Jorge que nos llevó entre las olas al punto justo donde salieron los esperados pejerreyes que superaron los 30 cm.
La cantidad que se subió al bote fue una locura. Lo mas esperado, mi amigo y compañero Daniel Cherini, dejó su cámara y con su caña de oro – no digo por el valor material, sino por el valor sentimental – le hizo sentir de nuevo la curva cuando vino ese pejerrey que emociona… ser parte de ese momento fue un silencio con sabor a felicidad único ¿que mas pedir ? Ya estaba la pesca hecha, a cerrar telón a una obra espectacular para balcones.
¿En donde esta la pesca ideal? ¿en la cantidad? ¿en el tamaño? ¡en el mejor equipo? ¡¿o en los buenos momentos con amigos?! Hermosos paisajes y momentos me llevo. Para dejar un dato, recomiendo un buen motor y un bidón con nafta de auxilio ya hay mucho por recorrer, si te agarra el viento deben tener algo que los pueda sacar de apuros y responda a las necesidades, siempre hacer una lectura previa del clima que es la base para planificar una jornada segura.
Mojarras vivas es el clásico, las conseguimos en un pequeño embarcadero llamado El Pirata quien nos facilitó con su humildad rogando que tengamos lo que buscamos. Espero que les gusten esta historia resumidas en pequeñas palabras con la mayor de las humildades y deseando que este corazón aguante todas las emociones vividas que nos da este deporte que apasiona.
Hasta la próxima salida de pesca amigos
Gentileza de Juan Lopez





