La noche del Sábado, exactamente a la 1.00 de la mañana, ingresé al muelle de la Lucila, pago en la boletería y me doy cuenta que me había olvidado un balde en el auto…
Apenas comienzo a desandar el camino escucho una alarma y veo luces a través de los vidrios, todavía distantes del restaurante del muelle. Pensé que alguien había entrado a robar pero al acercarme vi fuego salir de la chimenea del extractor de la cocina y luego llamas en el interior.
Me quede una milésima de segundo intentando negar la realidad de lo que le estaba pasando a mi querido muelle pero largue todo y corrí a la boletería a dar el alerta. Luego transpuse la cortina de humo que ya ocupaba el pasillo por donde todos ingresamos al muelle, y al llegar a la calle Rebagliatti – justo a una cuadra – venía un patrullero. Comencé a hacerle señas con los brazos pero aceleró la marcha, comencé a saltar y luego corrí hacia ellos… creo que los asuste.
Enseguida llamaron a los bomberos y en 15 minutos llegaron 2 dotaciones, ya el fuego le había ganado la partida al restaurant pero Yo sufría y se me caía alguna lágrima viendo que se iba a comer el muelle, por suerte lo pudieron frenar. Mucha tristeza y angustia pero Dios, o quien sea que guarde las pasiones de los pescadores, quiso que justo Yo pase por ahi en esa noche donde había muy poca gente y pueda dar el alerta.
El Domingo, con mucha incertidumbre por el incendio y sin saber si estaría abierto, fui a ver cómo había quedado mi querido muelle y la alegría fue inmensa. Se había salvado la entrada, estaba abierto y para colmo me regaló otro dia hermoso de pesca, que esta vez se disfruto el doble. Salían con mediomundo cornalitos, lisas, sardinas y algunos camarones interesantes.
Arme mi carbon 3.90 encarnando con camarón y sardina; los camarones depararon las inefables rayas una tras otra pero con sardina primero obtuve un gatuzo y al rato terrible sorpresa: un tiburón espinudo de mas de 6 kg. Una vez mas… solo en La Lucila del mar.
Gracias querido muelle !!
Gentileza de Sebastian Santisteban





