11/08/16 Días de Gloria en Junin – Parte I

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A veces me parece mentira lo mucho que me gusta la pesca, dejé mi profesión con 4 trabajos, cambié mi vida y me dediqué a mi pasión tan de lleno que no puedo estar un minuto sin pensar en ella. Es tanto lo que me gusta que cuando no tengo clientes para salir a pescar y ninguno me quiere acompañar salgo solo, con mis dos armas – mi caña y mi equipo de mate – a la batalla con mi adversario “el pejerrey”. No necesito mas nada y allá voy, con frío, con viento y grandes olas. Pensar que podría darme el lujo de elegir el día perfecto y mientras tanto quedarme en la estancia y descansar, pero es tanto lo que me gusta que a veces miento a mis amigos que voy a buscar lugares nuevos para mis clientes… “mentira”, voy porque me gusta y listo, voy porque me gusta navegar en mi “halcón negro”, ver esos pejes, buscarlos, estudiarlos, probar líneas, hablar conmigo mismo cuando clavo un matungo de los grandes y decir: “Bien Edu” y también insultar cuando erro alguna clavada…
Voy porque siempre sueño en pescar esa gran pieza que creo que todos soñamos, esa que te hace sentir una adrenalina indescriptible cuando la clavás y cuando la intentas traer hacia la embarcación y no podés. Cuando clavo uno grande, la alegría solo dura minutos ya que siempre pienso que en la laguna me espera uno mucho más grande!
De eso se trata mi historia de hoy… de justificar 9 días de pesca de 10 que estuve en la laguna, de contarles porqué siempre estoy con una sonrisa, de porqué me levanto cantándole a la vida todos los días, con o sin problemas pero siempre haciendo lo que más me gusta!
Era 28 de Julio y hacía una semana que estaba en Buenos Aires, ya tenía todo preparado para irme, extrañaba la pesca, mis compañeros de “estancia Los Amigos” – donde trabajo como guía -, la paz del campo, mi nave “El Halcón Negro”, el estar con gente que habla el mismo idioma que yo, el de la pesca deportiva, navegar y todo lo que esta pasión involucra. Dejé todo ordenado en casa y salí como tantas veces, de noche para llegar a la madrugada y aprovechar para pescar el primer día que no tendría clientes pero en la costa no me iba a quedar. El viaje se hizo muy corto pensando en lo que iba a hacer cuando llegue y a las 7 horas del Viernes 29 de Julio llegué a la que ahora es mi segunda casa, donde me recibieron esos compañeros que tanto extraño cuando no los veo. Ese mate sagrado convidado al llegar no tiene precio, el abrazo de los muchachos, las novedades mutuas y luego ir a la costa a ver mi embarcación, limpiarla y prepararla para salir, sin apuro y con alegría ya que voy a hacer lo que me gusta.
No hubo gente para salir y luego de preparar todo decidí salir, me tocó un día muy frío pero de laguna semi planchada, esos que me gustan a mí por el desafío de lo difícil. Se que cuando se dan esas condiciones el peje no está activo para comer pero si fuera fácil no tendría gracia. Esta vez me dirigí pasando “las tres aguas” buscando algo de viento para garetear. A lo lejos ví unos borbollones grandes y corté el motor viendo que no había embarcaciones cerca. Me decidí a remar para acercarme sin hacer ruido alguno y al ver que estaba en la zona buscada preparé el equipo y lancé hacia donde estaba la actividad. El 1º no se hizo desear y luego de la firme clavada resultó un buen ejemplar de unos 35 cm. Fueron 3 horas entre mates y clavadas que culminaron con 26 piezas elegidas de un porte excelente. Contento me dirigí a la costa para compartir mi experiencia con mis compañeros.

 

El 1º de Agosto fue un día muy feliz para mí ya que me visitaría mi amigo Carlos Bertotti junto a Rubén Buscaglia y un amigo de Mar del Plata. Un premio por el entusiasmo que traen como si fueran chicos que recién comienzan con sus primeras armas en la pesca. El plan era ir lejos para ver si encontrábamos los grandes pejes que la laguna atesora así que salimos bien temprano para navegar tranquilos. Luego de 40 minutos llegamos al lugar elegido donde los muchachos estaban a los gritos por los pejes que saltaban por todos lados, hasta tripletes sacamos pero de grandes piezas ya que era un día ideal con el agua bien oxigenada por el viento y del cuadrante correcto. Las boyas “bailaban” de un lado a otro con lindas corridas, fueron 3 garetes largos y uno corto para dar por terminada la pesca a las 17 hs. justo cuando se planchaba la laguna, así que la vuelta fue hermosa y tranquila hasta llegar al embarcadero.
El 2 de Agosto fue un día tranquilo pero con mucho viento, solo vinieron a la estancia un grupo de costa que se quedarían 2 días. Luego de almorzar quise ver si la gente estaba pescando y me dirigí a la costa. Al preguntarles me dijeron que solo habían sacado un peje y chico. Al ver sus equipos me dí cuenta que no eran los acordes y decidí a ayudarlos. Cambié líneas, cargué reeles con nylon fino y hasta les presté una caña de las mías. Luego bajé mi caña del auto y traje la ceba que uso embarcado a veces. El viento nos daba en la espalda así que les puse líneas ping-pong a los muchachos de Cláipole, que al ser tan livianas se alejaban con facilidad de la costa. A unos 30 metros comenzó la actividad y no paró hasta el atardecer contabilizando unas 20 piezas cada uno. No eran piezas muy grandes pero de medida. No saben lo feliz que me puse en poder ayudar a esa gente que luego de la jornada me invitó a comer el asado y prometer que para la próxima saldrían embarcado conmigo.
Por otro lado estaba medio triste ya que no tendría salida por 2 días pero como siempre digo, “El Barba” es mi amigo y sonó el teléfono justo cuando estaba comiendo el asado. Era Daniel Rodriguez de “Sentí la Pesca”, página especializada de gran renombre en nuestro ámbito, que me llamaba para ver si al otro día podría compartir una salida conmigo. Que alegría amigos pescadores de poder salir con alguien que la tiene clara de verdad y que habla el mismo idioma que yo. Enseguida arreglamos todo y a las 7 hs. del otro día llegó Daniel justo a la hora el mate – sagrado antes de salir para “calentar las tripas” -. Luego de una breve charla para planificar zona y hasta el mínimo detalle para que no nos falte nada, cargamos las cosas y salimos en “el halcón negro” hacia la zona elegida.

 

Mientras íbamos navegando sacábamos fotos y nos reíamos de mi “piloto automático” ya que al tener la dirección un poco dura me sentaba al lado de él y el tracker iba derechito sin nadie que lo maneje haciendo que nos fuéramos divirtiendo en la navegación que esta vez, fue con viento moderado sin llegar a molestar tanto.
Lo que sí hacía un frío que ni les cuento pero los mates ayudaron y el sol estuvo presente todo el día así que terminó siendo espectacular. Daniel me sorprendió por su humildad para aprender todo lo que yo le explicaba y hasta aceptó que le dé una de mis líneas ping-pong que tantas satisfacciones nos dá a los que pescan en mi tracker y fue así que arrancó con todo sacando 7 piezas seguidas.
El plan trazado era probar dos zonas totalmente distintas, una al Oeste y otra al Este, así que a la mañana pescamos en la zona más cercana y a las 12,30 hs. nos dirigimos hacia la lejana donde encontramos cantidad y calidad de pescado.
Amigos, la pesca fue muy buena pero lo que más me gustó fue la compañía de Daniel, su humildad para escuchar y aprender detalles que solo en la zona usamos los guías, por sobre todas las cosas la educación y el buen “don de gente”.
Yo en este trabajo, he aprendido a semblantear a la gente a la fuerza para conocer sus gustos y poder dárselos; y hoy digo que Daniel Rodriguez engrosa mi lista de amigos y siempre será un placer salir a pescar con él.
Luego de unas 50 piezas elegidas salimos con Daniel prometiendo vernos en cualquier momento y disfrutar de otra pesca juntos.
Eduardo Miguel Sagasta
Contacto: Tel fijo (011) 4840-1388 | Cel (011) 15-5499-9259
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