Este sábado, invitados por Pablo Juhal, fuimos a realizar una nota sobre las tan querida Dientonas del Río de la Plata, más precisamente en la 3ra sección del Delta, que a pesar que seguimos en pleno Invierno ellas siguen activas..
El Viaje
A la partida se le sumaron Javier y Gustavo. Arrancamos a las 7 am con el clásico viento del sector Noreste, sabiendo que íbamos a tener un río en bajante en casi toda nuestra jornada. La temperatura iba a ir en ascenso llegando a los 20 grados pasando el mediodía, así que nos esperaba una pesca verdaderamente exitosa.
Partimos desde la guardería navegando por el río Luján, subimos por el Vinculación, seguimos por el Canal Honda hasta que cruzamos el Paraná de las Palmas para enfrentar a los BAJOS del Temor realizando las maniobras de acceso que sólo son conocidas por quienes transitan constantemente la zona, tal es así que no se salteó ninguno de los palos que marcan el canal de acceso ya que es una zona de muy baja profundidad, ¿será por eso que le pusieron ese nombre?.
Seguimos por el Canal Diablo tomando rumbo hacia la derecha cuando llegamos al Paraná Mini, una vez allí continuamos por el Pétrel para navegar por unas dos horas más hasta llegar a las inmediaciones de la zona de Oyarvide, Martín García.
Primeros Intentos
Antes de llegar a la zona que íbamos a relevar reunimos nuestros equipos y artificiales, y sin perder más tiempo hicimos los primeros intentos para ver si teníamos suerte con los doradillos que abundan en la zona. Maniobrando con el motor encendido para mantenernos en la zona de pesca, comenzamos a realizar los primeros intentos entre las piedras con vientos que llegaban a 20km/h. Luego de peinar la zona unas cuatro veces sin muchas respuestas, Pablo decidió ir en busca de nuestras amadas Tarariras. Tendríamos más de media mañana por delante.
El río comenzaba a bajar muy fuerte dejando al descubierto “islotes” ideales para la pesca que buscábamos hacer, pero para la pesca embarcada se dificultaría. Tal fué así que Pablo, siempre atento, previó esto el día anterior diciéndonos que llevemos waders por las dudas (de todos modos éstos son los mejores lugares para encontrarlas: cruzando charcos, caminando, embarrandose, vadeando.. ahí habitan las más grandes).
En el primer lugar elegido ni bien hicimos los lances comenzaron a salir una tras otra, inclusive recogiendo sobre la pequeña barranca teníamos las llevadas que no se daban en el centro del canal. Varias fueron las Tarariras que ahí logramos, tanto pinchadas como devueltas, de portes medianos (no salieron chicas en todo el día). A la hora decidimos ir recorrer otro pozo, pero en este segundo lugar no tuvimos suerte, solo algunas llevadas. Hay que tener en cuenta que el río cambia constantemente su fisonomía, donde creemos que un día están.. al otro día ya no.. o pueden darte una gran sorpresa.
Wader y Moscas a la Cancha
En este sentido el Guía Pablo tiene muy claro este concepto, es un eterno buscador de zonas donde pueden “esconderse las dientonas”, así que pusimos proa a otros lugares. El viento de a poco se fue calmando, momento en el que Gustavo decidió probar con su equipo de mosca.
Nos sorprendió a todos ya que los señuelos que utilizamos eran de profundidad con cucharas, no había manera de tentarlas con los de media profundidad y ni hablar con los paseantes, a los que por lo menos Yo estaba acostumbrado a utilizar. Buscó un lugar despejado y comenzó a hacer sus lances. Como resultado se le dieron unos cinco ejemplares hermosos; Gustavo nos contaba y mostraba cómo disfrutaba la lucha de cada una de ellas en esta modalidad.
Daba gusto ver el pique, la llevada y la recompensa: foto y su devolución. Hay infinidad de lugares para pescar, es imposible recorrerlos todos en un solo día, pero dando con guías como Pablo la pesca está más que asegurada, al conocer cada rincón del río nos da una gran tranquilidad en su cómoda embarcación, aunque las condiciones de navegación sean adversas
Alrededor de las 18 hs dimos por terminada la jornada ya que nos esperaba una larga navegación nocturna, fué muy lindo disfrutar de la luna que alumbraba el río, una experiencia inolvidable. El río tiene un encanto diferente de noche, y más cuando estás en manos de un experimentado capitán, la confianza que transmite hace que la travesía se pueda disfrutar a pleno!
Una jornada de pesca increíble, de aquellas que nos quedan en el recuerdo!!! Cuando practicas la pesca deportiva se siente respeto por el río, tomas conciencia de pescar con devolución, está práctica te permite sentir la vivacidad del pez escapando de tus manos, agradeciéndoles por la digna batalla que nos ofrecieron las taruchas de nuestro Delta !!!
Hasta un Nuevo Cruce de Líneas!!
Daniel Rodríguez
