Se terminó en Córdoba la temporada de pesca de salmónidos, y a pesar del frío reinante producto de la cercanía del invierno nos aventuramos en el corazón de las montañas en busca de las últimas truchas…
A esta travesía se sumaron Alejandro y Reni, dos viejos amigos de la ciudad de Rosario. Tras coordinar el encuentro en la parte más alta de Córdoba, en la Pampa de Achala sobre la ruta que une Córdoba capital con Traslasierra, nos dispusimos a ingresar al corazón de las montañas a través de una huella que une estancias y campos de lugareños para acceder a algunos ríos de muy poco acceso con la expectativa de una mejor pesca.
Cerca del mediodía, y tras varios kilómetros de camino recorrido, llegamos a un pequeño curso de agua al que no muy lejos estaban sus nacientes. A diferencia de otros lugares este nos daba la posibilidad de llegar con la camioneta a muy pocos metros del pesquero. Sin perder tiempo, Alejandro y Reni, comenzaron con el armado de equipos mientras Yo me ocupaba de la parte gastronómica.
La modalidad usada fue pesca con mosca, debido a la poca profundidad se usaron líneas de flote y moscas muy pequeñas (imitaciones de larvas e insectos flotantes). La primera parada fue la cascada de los jubilados donde mis amigos rápidamente, y a poco de poner la mosca en el agua, tuvieron respuesta. Los piques eran seguidos pero debido a la falta de práctica y a la rapidez en la que los peces soltaban el engañoso alimento, costaba un poco clavarlas. No les llevó mucho adaptarse a la velocidad para clavar las astutas truchas serranas, de ahí en más todo fue una fiesta. Cada tiro certero y bien puesto era una trucha.
A medida que caminábamos el río la pesca mejoraba, Alejandro y Reni comenzaban a aflojarse y entender cómo era pescar en ríos tan pequeños y en aguas cristalinas. Tanta caminata abrió el apetito, por un momento hubo que dejar las cañas reposar. Gracias a la cercanía donde dejamos el vehículo nos dio la posibilidad de cargar ciertos elementos que habitualmente no llevamos cuando salimos a pescar los ríos cordobeses.
En este caso pudimos deleitarnos con un guiso de lentejas a la orilla del río previamente calentado para que esté a punto y ser acompañado por un delicioso Malvec mendocino. Terminado de disfrutar otro de los placeres que hacen a la pesca, decidimos caminar un poco más y hacer los últimos tiros río arriba en busca de truchas un poco más grandes. Cortando camino por las lomas llegamos a un sector de pozones largos y profundos. Para pasar inadvertidos sugerí a los muchachos acercarse agachados y muy sigilosos para no delatar nuestra presencia.
Reni fue el primero en lanzar pero sin respuesta inmediata, luego fue el turno de Alejandro que optó por lanzar una vistosa mosca con forma de langosta, con mucha prolijidad y en el primer tiro puso justito el engaño… casi al mismo tiempo que la mosca se posaba una trucha subió agresivamente a la superficie, sin dudar Alejandro tensó su línea y afirmó la presa.. muchos saltos, piruetas y gran resistencia para traer esta hermosa trucha serrana que se fue luego de retratar una imagen.
La pesca se prolongó un rato más hasta que tuvimos que regresar a nuestro vehículo para no salir de noche. Como resumen de fin de temporada me quedo más que satisfecho ya que encontramos ríos con buen caudal de agua y una gran población de truchas que asegura en cierta medida el futuro de las truchas y también afianza a las sierras de Córdoba como un gran pesquero de truchas.
Como siempre digo pesquemos a conciencia practicando la pesca y devolución, cuidemos el lugar y los peces.
Gentileza de Guia Hugo Tello