Sin lugar a dudas este fue el viaje más increíble de mi vida, asombrados desde el minuto 1 que pisamos la selva Boliviana hasta nuestra salida…
Lo que vivimos nos marcará por siempre un recuerdo imposible de olvidar. La selva imponente llena de vida y un río cristalino con accidentes hidrográficos le vuela la cabeza a cualquier pescador con solo mirarlo, a todo eso se le suma el mejor condimento: los originarios que nos acompañaron y que se llevan todos los aplausos, convivimos con ellos varios días observando su cultura, compartiendo como viven de la selva tanto para alimentarse como para refugiarse: cazan, pescan y se mueven en afinadas canoas por los rápidos del río como si nada, una resistencia física envidiable.
Nos guiaron y estuvieron atentos a nosotros todo el tiempo. En cuanto a la pesca la hicimos toda de vadeo pescando en aguas rápidas. Los dorados el primer día nos cortaron todo hasta que engrosamos los cables y leaderes, hay de todos los tamaños y algunos muy grandes. La potencia de estos peces hacia rechinar nuestras cañas 8 que parecían números 4.
Los pacu si no estas preparado te cortan todo. Para quienes disfrutan de la pesca de vadeo es el paraíso, es como pescar truchas por el tipo de corrientes y cambios de agua con la diferencia que cuando menos te lo esperas de abajo del agua aparece un sobra amarilla y se atraganta con tu mosca, todo transcurre en milésimas de segundos, si no estas atento o tenes la línea floja desaparece o si clavas de mas te cortan por la potencia que tienen en correderas cuando disparan, así que la clavada es la justa y necesaria, a pelearlo.
El desgaste físico también con el correr de los días se hace sentir pero es ampliamente superado por la adrenalina de la pesca. No hay bichos que molesten solo genes que con off ni se acercan. Bueno resumiendo el viaje fue perfecto no tuvimos imprevistos gracias a Dios, llevo un tiempo organizarlo pero todo salió mejor de lo previsto, agradezco a mis amigos Joni Alba y Ulises Vignoles Defagot que confiaron en mi, Nicolas y Ramiro que fueron claves en concretación del viaje.
El agradecimiento eterno al gran pilar de mi vida mi mujer Cecilia Diaz ya mis hijos Mia y Valentino, a los amigos que me dieron un mano y aquellos que estuvieron pendientes de este viaje que me llenaron de mensaje de aliento y buena onda. Ya con perspectivas de volver el próximo año y reencontrarme con amigos que allá quedaron. GRACIAS TOTALES
Gentileza de Hugo Tello
