Aprovechando el feriado del día Viernes 30/11 por el G20 nos fuimos bien temprano para Entre Rios, más precisamente a la localidad de Gualeguay, a algunos charcos que no conocíamos pero que parecían interesantes…
Así fue que llegamos y estaban repletos de tarariras. ¿La razón? Su difícil acceso, lo cual impide que personas inconscientes terminen diezmando la población de peces en los mismos. Quedan lugares así, hay que buscarlos, hay que caminar, moverse, embarrarse, pero los hay. Mientras más difícil es acceder al pesquero más me gusta, me ayuda a dormir tranquilo sabiendo que las tarariras van a seguir ahí esperando al pescador deportivo que ama lo que hace, y pone todo su empeño en la preservación de nuestros ríos, nuestras especies, y por sobre todo en el CUIDADO DE NUESTRO FUTURO COMO PESCADORES.
La pregunta es: si pescamos y no devolvemos, ¿qué nos va a quedar para el día de mañana? ¿qué van a pescar sus hijos, nietos? Terminemos de una vez con la famosa falacia: “la caña no depreda”, esto es una mentira, la caña hace daño, y MUCHO. Volviendo a la salida: eran las 6:30 AM y ya estábamos tirando los primeros muñecos al agua, sin exagerar fue una mañana infernal, cada tiro significaba a un pique, y todo en superficie (¿Qué más podíamos pedir?). El grupo de pesca estaba formado por Gabriel Leis, Belén (a quien como producto de mi fanatismo por la pesca la terminé convirtiendo en una “enfermita” más) y quien les escribe.
Gabi empezó la jornada en la modalidad flycast y un poppercito de goma eva que la rompió, fueron muchísimos piques errados por la falta de práctica y la costumbre de pescar en bait, pero a medida que los minutos transcurrían la muñeca se afirmaba cada vez más, consiguió alzar varios ejemplares de diversos tamaños. Por mi parte conté 15 tarariras en la primera hora de pesca, algunos piques errados y otros tantos donde las hoplias le erraban al señuelo. Belén logró alzar varios ejemplares, dió con la más grande de la jornada, ya lleva unas cuantas salidas con nosotros y su técnica se perfecciona cada vez más, tanto en distancia como en precisión. Aunque reniega un poco cuando “manquea”, pero sabemos que es cuestión de tiempo, la práctica hace al maestro. Lo más importante es que conseguimos que se comprometa con la devolución, con eso me basta y me sobra.
Siendo las 10 de la mañana el pique se corto totalmente, algo que nos dejó un poco confundidos pero sabemos que esto forma parte de los misterios de la pesca. Es increíble haber tenido tres horas infernales llena de dobletes, tripletes y de golpe pasar a la nada misma. Cuando estábamos emprendiendo el regreso a casa se nos ocurrió pasar a visitar una CUEVA (si, con mayúscula, SEÑORA cueva) que el año pasado nos había regalado tarariras gigantes, pesos superiores a los 3kg.m Sabíamos que había sido afectada por la sequía que acechó a nuestro país la temporada pasada pero nunca pensamos que la cueva había muerto.
Llegamos y nos encontramos con un charco lleno de agua de lluvia, agua transparente, sin vida, totalmente muerto. Se me hizo un nudo en la garganta, eramos conscientes que todas las tarariras de ese campo habían pasado a mejor vida. Esto opacó la gran jornada que tuvimos, fue un golpe duro pero forma parte de las inclemencias del tiempo que a comienzo de este año afectaron severamente al campo argentino.
La temporada recién empieza, sabemos que este es el comienzo de un gran Verano, no nos desanimamos, nos fuimos muy conformes con la pesca realizada, a pesar de no haber dado con las grandes logramos pescar mucha cantidad. Tenemos confianza, sabemos que la próxima vamos a dar con las grandes!!!.
Les comparto las fotos, no son muchas, todo saben lo difícil que es el uso del celular cuando se vadea, jaja.
Un saludo, gentileza de Nahuel Videla





