El día Viernes salimos con mi hijo Alan Albini a buscar algunas taruchas, que a pesar de que ya hay poca agua encontramos un espacio libre de camalote 30×100 m donde pescar…
Para nuestra sorpresa fue increible la gran actividad que había, entretenida jornada de pesca vivimos a pesar que eran chicas. Nos divertimos por un rato hasta que sucedió lo que muchos venimos viendo y diciendo de la depredación.
Tipo 10 de la mañana cayeron 5 tipos extranjeros, quienes con un “cálido” buen día nos preguntan: – ¿Hay pique?, a lo que le respondo: – Poco y nada. No pasó media hora que ya tenían clavado mas de 15 palitos en el barro. Al rebolear nuestras líneas de fondo empezó lo catastrófico: todas las tarus que lográbamos con mi hijo ellos las pescaban y las colocaban en una soga de las agallas.
Devuelvo una y la respuesta de esta gente fué: – Devolvela que Yo me las llevo… eso fué el detonante para que mi hijo guarde la caña y se vaya sin antes decirle: – Es una pena que las maten, no saben lo que hacen; obviamente atrás de él me retiré Yo también con un sabor super amargo.
Nos arruinaron el día, así como lo cuento, mi hijo trato de explicarles y no pudo hacerlos entender.. por eso nos fuimos, en dos horas mataron mas de 30 taruchitas.. hoy ese charco será puro barro. ¿Bronca? Si, mucha amigos pescadores pero no por eso voy a dejar de apostar a la pesca deportiva con devolución!
Gentileza de Juan Carlos Albini





