El fin de semana anterior, fiestas de Nochebuena y Navidad, hicimos una reunión familiar en casa, en la cual tuve asar tanto a la noche como al mediodía, el cuerpo no me dio para por la tarde ir a mi terapia semanal, esa que a tantos nos cura la mente: pescar, por lo que cuando me preguntaron que comíamos en las fiestas de fin de año dije sin dudas: – Comida fría (para no tener que volver a la parrilla y poder salir a pescar el primero a la tarde)…
Así fué que el primero a las 16 horas estábamos con mi hijo Enzo y mi yerno Carlitos camino a la laguna de Rocha para que la adrenalina taruchera fluyera por nuestras venas. Llegamos y cruzamos a la costa de enfrente del Club donde nos preparamos para buscarlas. El día era perfecto, a penas había una suave brisa y un sol que quemaba. Carlos y Yo intentaríamos con carnada como con boya plop y mi hijo Enzo directamente con el famoso, legendario y mas efectivo señuelo que hayamos probado: el oreno blanco y rojo.
Tire, baje la vista para mirar donde estaba parado y cuando volví a mirar mi boya ya no estaba, instintivamente encañe y enseguida se hizo un borbollon explosivo en el agua seguido de una corrida, salto, otro salto y sin haber podido casi respirar teníamos la primera captura. Foto, devolución y alegría. Cinco minutos y Carlitos estaba encañando, otro momento de deleite, otra captura… estaban ahí presentes esperándonos desde el fin de semana anterior.. fieles, luchadoras y aguerridas.
Solo nos faltaba que tomaran los muñecos. Miro a mi hijo que estaba con el infalible oreno y al instante lo veo que estaba clavando la primera del año con artificial como diciéndonos ¿para que tener mas de 30 señuelos cada uno si “conmigo” solo basta y sobra?. Al fin y al cavo otra hermosa tarucha, todas las capturas realmente hermosas, la mas chica habrá pesado un kilo y medio. La terapia estaba surgiendo efecto, ya todos nos habíamos olvidados de dolores y de problemas.
Por supuesto todos cambiamos las líneas por los muñecos, en mi caso por un culu culu blanco y rojo y Carlitos otro oreno del mismo color. Instantáneamente mi Yerno clavo la mas linda de la tarde luego de una pelea sensacional, una taru que no paraba de saltar, llego a los 2,8 kg, hermoso animal que una vez fotografiado fue devuelto a su hábitat prometiéndole volver en unos meses a buscarla. Así una tras otra fuimos logrando una veintena de piezas con artificiales. Al caer la tarde mermaron los piques y decidí volver a la plop, acertadamente logre la segunda mejor taru de la tarde con 2,40 kg caminando en el agua.
El sol bajaba y nosotros ya emprendíamos la vuelta mas que felices, psicoanalizados por nuestra terapia, sabiendo que va a ser un año tremendo de pesca y deseando que tratemos entre todos de cuidar esta especie, respetemos las leyes, devolvamos así le daremos a nuestros hijos y nietos la posibilidad de que disfruten nuestra misma pasión, que puedan sentir lo que nosotros sentimos al clavar, pelear y luego devolver.
Gentileza de Luis Ventimiglia





